En el noroeste de la provincia de Girona, se encuentra un pequeño territorio conocido por sus fuertes vientos de Tramontana y su brava costa, el Empordà. Estos vientos secos y fríos que llegan a rachas de más de 130 km/hora propician un buen estado sanitario de los viñedos. Los inviernos suaves con escasas heladas y los veranos calurosos (aunque con moderación, gracias a las brisas marinas), así como que la mayoría de viñedos tienen más de 30 años de edad, resultan perfectos para un producto de gran calidad tanto en vinos tintos (con mucho cuerpo, sabrosos y armónicos) como blancos (suaves y frescos).
La zona era antiguamente muy conocida, ya que fue en Empúries, aproximadamente en el siglo VI a.C., donde empezó la cultura del vino y el comercio del producto de la viña en Cataluña. Y también tristemente hacia 1879 fue en Rabós d'Empordà por donde entró y se propagó una de las plagas más nefastas para la viticultura del país, la filoxera, destruyendo la mayor parte de los viñedos de la región, como en muchas otras zonas.
Hoy en día, las variedades autóctonas recomendadas (garnacha blanca, tinta y roja, macabeo, cariñena y moscatel) se combinan perfectamente con otras de nueva implantación como el chardonnay, el sauvignon blanco, el tempranillo o el syrah.
Es una zona muy propicia para los vinos dulces, y muestra de ello es uno de sus productos estrella, la Garnatxa de l'Empordà. Un vino dulce natural elaborado con «lledoner» (llamado así en la zona por la variedad Garnacha). Este vino dulce tiene uno de sus momentos álgidos en la «Feria de la Garnatxa i del Brunyol» de Garriguella, coincidiendo con la Semana Santa, y donde se combina este vino sedoso y cálido con los buñuelos típicos de la zona.
Bodega elaboradora: Espelt Vinicultors S.L.
Variedad: garnacha tinta y garnacha gris.
En esta bodega situada en Vilajuïga, a medio camino de la bahía de Roses, encontramos el entorno perfecto para degustar una buena muestra de vinos tintos, rosados, blancos, dulces y «bruts». Hace unos años, quisieron estudiar el comportamiento de los vinos en el fondo marino y sumergieron 300 botellas durante 475 días bajo las aguas del mar. Diversión asegurada.
Su garnatxa joven tiene unos aromas de mora y fresa perfectamente contrastados con los aromas lácticos y dulzones de la miel. Con una entrada en boca muy potente y persistente en el tiempo, y unos colores anaranjados de teja, se convertirá seguramente en un perfecto compañero de viaje por esta hermosa región.
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Pasión por el vino Mi pasión por el mundo del vino se despertó tarde y fue más que un flechazo, una admiración por todo lo que envolvía a la vid y a las uvas. Me imaginaba entre viñedos centenarios de Burdeos, o dentro de unos barriles pisando uva fresca recién cortada, o en medio de intensas conversaciones sobre coupages en alguna bodega, y veía claramente que eso era lo que me gustaba. Así que, cuando terminé mis estudios de Farmacia en la Universidad de Barcelona, no dudé en licenciarme en Enología por la Universidad Rovira i Virgili de la ciudad de Tarragona, donde tuve la suerte de experimentar en la pequeña bodega de la universidad, aprendiendo todo sobre el cuidado de la vid y la elaboración del vino. Tras unos trabajos en bodegas del Penedès y de Alella, decidí conocer cómo hacían vino al otro lado del planeta, en Blenheim, Nueva Zelanda, donde descubrí diferentes maneras de entender el viñedo y el posterior trato del vino. Una vez de vuelta, me ha fascinado poder enseñar y transmitir este amor por el vino mediante pequeños talleres de enología y cata, llegando a educar así el paladar de cualquier persona que tenga interés en conocer este interesante mundo del vino. Lo que intentaré en estos encuentros quincenales será daros información de todo lo que encuentre interesante para un apasionado del vino o para un neófito en el tema, aparte de ofreceros referencias de vinos que crea que os van a gustar. Pep Bransuela Farmacéutico y enólogo |