Las variedades de uva tradicionales de la región son las garnachas, el macabeo, el moscatel, la malvasía de Rosellón y otras que actualmente están en retroceso, que se juntan a variedades introducidas hace poco. Generalmente los vinos secos de la región son jóvenes y afrutados, pero si se añade syrah en el coupage pueden envejecer muy bien.
Esta región cerca del mar está llena de pequeñas bodegas que combinan la tradición vitivinícola con las nuevas tecnologías. Así pues, es fácil encontrar campos repletos de garrafas oxidándose al sol junto a máquinas de prensar uva ultramodernas. La región apostó hace mucho por la calidad de sus vinos dulces, pero cada vez es más fácil encontrar unos buenos vinos secos.
En toda la región encontramos el muscat de Ribesaltes, un vino dulce natural excepcional, que se hizo muy famoso en los años 70 debido al gran turismo que atraían las zonas costeras de la región y pocos eran los restaurantes que no ofrecían este vino de postres junto a las famosas crème brûlée con miel de castaño.
Una región espléndida para una pequeña salida enológica y poder disfrutar de su variedad de vinos dulces, de sus blancos frescos y afrutados y de sus tintos con marcado carácter mediterráneo.
Precio: 26,90 €
En el pueblo de Maury, no muy lejos de Perpipgnan, encontramos esta peculiar bodega que lleva 200 años haciendo vino. Incluso cuando la filoxera hizo mella en la región llevaron su producción a Portugal para volver con más fuerza.
Este vino es pura expresión. Está hecho de viñedos de cariñena plantados entre 1900 y 1925. Es estructurado y las ciruelas y los frutos rojos aparecen rápidamente. En nariz es dulzón y esa dulzura lo acompaña en boca, donde la untuosidad y la mantecosidad inicial dan paso a una frescura fantástica que deja un postgusto largo y muy logrado. Muy recomendable acompañado de un buen guiso de carne de la región con ternera o jabalí.