Según un relato, estas bebidas fueron inventadas hacia el 460 a.C. por Hipócrates, médico y filósofo de la Antigüedad. Puso a macerar en vino flores de ajenjo y hojas de díctamo, y obtuvo lo que en la Edad Media fue llamado «vino hipocrático» o «vino de hierbas».
A partir de finales del siglo XVIII, con la llegada de la nueva tecnología, el vermut empezó a comercializarse, siempre muy ligado a una familia de Turín, los Carpano.
Generalmente, se pueden encontrar dos tipos de vermut, el rojo y el blanco. El rojo (muy típico en Italia) es dulce, en tanto que el blanco (muy típico en Francia) es seco y con mayor grado alcohólico.
La base de todo vermut es el vino, con una presencia aproximada del 80%, y el proceso de elaboración más común consiste en macerarlo en una barrica o en un recipiente conocido como «tamburo», donde reposará mezclado con un elevado número de hierbas aromáticas y extractos vegetales. Aunque la hierba más común es el ajenjo, también son frecuentes la lavanda, el hinojo, el romero, el clavo, la canela, la camomila, la vainilla o el ruibarbo, el cilantro y el anís estrellado. La cantidad de hierbas que contiene un vermut puede oscilar entre 30 y 80 para conseguir el sabor característico de cada marca. En el caso de los vermuts rojos, consiguen ese color añadiendo colorantes derivados del caramelo.
La maceración puede llevar semanas o meses para que se diluyan los componentes, y suele tener entre 15 y 22 grados de alcohol.
Vermut Yzaguirre clásico blanco
Alcohol: 15º
Precio: 6 €
Este vermut centenario combina hasta 80 hierbas, tiene un color amarillo pálido y unos aromas muy característicos a vainilla, además de unos toques balsámicos a anís estrellado y eucalipto. En boca es fresco, muy equilibrado, suave y muy intenso. Perfecto para acompañar un aperitivo, y perfecto también combinado con hielo, unas aceitunas rellenas y una rodaja de naranja.