Un buen ejemplo que los farmacéuticos deberíamos seguir en estos momentos presentes que se presumen decisivos para el sector de la farmacia comunitaria. Por ello hemos querido dedicar este número a una revisión crítica de la situación actual. No para caer en el victimismo, sino para identificar estrategias que permitan consolidar mayores niveles de responsabilidad. Hemos concedido la palabra a profesionales de diferentes ámbitos. De todos ellos se desprende la importancia del presente y la necesidad de actuar para modificar la situación actual. Tampoco faltan propuestas para empezar a cambiar. El modelo actual basado en el margen comercial sobre el medicamento parece estar quedando obsoleto. Existe, por tanto, la necesidad de crear servicios de valor profesional. El paso del modelo meramente comercial a un modelo basado exclusivamente en los servicios, de producirse, requerirá un tiempo en el que ambas actividades se hallen integradas como en una bisagra.
La crisis financiera aún no ha finalizado. Las medidas presupuestarias restrictivas van a continuar en paralelo con nuevas medidas liberalizadoras que potencien la iniciativa privada en sectores de gran interés público. La creciente privatización de todo lo existente está llevando a la mercantilización de los derechos. Sectores como la seguridad y el acceso a la salud o a la educación son las nuevas dianas neoliberales. De consolidarse esta tendencia, los ciudadanos podrán ejercer sus derechos en función de su propia disponibilidad de recursos financieros. ¿Quién cree que no sucederá lo mismo en las farmacias?