En la región italiana de Chianti, en la Toscana, existe una reconocida tradición vinícola. Al recorrerla se pueden conseguir auténticos tesoros como el vin santo, uno de sus caldos más característicos y con más historia. Es un vino típicamente de postre, dulce, con mucho cuerpo, aromas de avellana y caramelo, y que suele tomarse solo o acompañado de un típico dulce de la región: unas galletas de almendra que se llaman biscotti di Prato o cantuccini, que se mojan en el vino para que se aromaticen y reblandezcan.
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