terreno

Sobre el terreno

El suelo donde crecen y fructifican las vides es el origen del vino y le imprime su alma. El suelo óptimo para el cultivo de la vid debe ser pobre, sin exceso de materia orgánica, suelto y con un buen drenaje. La vid debe luchar por su supervivencia, esforzarse para conseguir agua, ya que, de no ser así, se obtendría un exceso de vigor, con uvas muy grandes y con compuestos diluidos, obteniéndose vinos sosos y sin presencia. El suelo tampoco debe ser ácido ni salino.

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