Al finalizar el verano, los españoles se creen a salvo de los recurrentes y molestos problemas oculares. Pero septiembre es el mes en el que la mayoría vuelven a las actividades diarias (trabajo, escuela, etc.) y en el que aumenta el uso de pantallas de ordenador o dispositivos inteligentes; por este motivo, es una época en la que pueden manifestarse síntomas de ojo seco.
El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular caracterizada por la pérdida de regulación de la película lagrimal, a la que acompañan síntomas oculares, como la irritación, el ardor, la sensación de sequedad o de tener arenilla en el ojo, el lagrimeo excesivo o la pesadez palpebral.
Las altas temperaturas, el viento, los ambientes más secos o la radiación ultravioleta son algunos de los factores que convierten la estación estival en la época más sensible para los afectados de sequedad ocular.
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