Homero nos cuenta que sus contemporáneos se rasgaban las vestiduras en los funerales como muestra de dolor o de agravio, también en el Libro de los Reyes de la Biblia se describe ese gesto como un gesto regio de disconformidad. Actualmente no se estila demasiado realizarlo de forma literal, se consideraría un gesto de un dramatismo obsceno. De vez en cuando, también podemos observar a deportistas mediáticos, aquellos que viven del espectáculo, romper sus camisetas para poner de manifiesto que se sienten injustamente tratados por el árbitro o por el azar. Esa elevada carga dramática ha provocado que reservemos su uso para la escena o que la utilicemos, de forma retórica, como una frase hecha.
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