Quería trabajar en tumores cerebrales, pero se adelantó a su tiempo porque cuando lo intentó «no había interés por este tipo de patología». Sin embargo, su formación en neurogeriatría le permitió centrarse en el conocimiento del comportamiento de la población anciana de Cataluña y ahí intuyó que había mucho trabajo por hacer para mejorar la situación de esas personas. Es consciente de que se trata de una especialización en la que no va a ganar ninguna carrera, pero compensa esta limitación con la satisfacción de saber que contribuye a mejorar la vida de las personas con un déficit cognitivo. Asegura, además, que es una subespecialización de la neurología que ama.
Nuestra invitada especial en este número 500, la neuróloga catalana Mercè Boada, se sorprendió gratamente al conocer que la entrevista se iba a publicar en un número tan simbólico. Su talante combativo y su actitud positiva ante enfermedades neurodegenerativas para las que solamente contamos con tratamientos paliativos la han curtido en la adversidad. Su actividad asistencial se combina con proyectos de investigación básica y ensayos clínicos, sin olvidar la docencia. Todas estas actividades científicas no restan importancia a su labor social que, en el caso de la enfermedad de Alzheimer, ha contribuido de forma notable a mejorar la comprensión de esta enfermedad por parte de la sociedad. Su intervención ha conseguido influir tanto en el planteamiento de los problemas existentes como en la búsqueda de las soluciones.
Lo más leído
La información de esta página web está dirigida exclusivamente al profesional sanitario.