Nuestro Sistema de Salud debe dar respuesta a necesidades emergentes (como la cronicidad) mediante estrategias que maximicen la eficiencia en la utilización de los recursos disponibles. En el marco asistencial, el cambio planteado se enfoca en el desarrollo de modelos organizativos que faciliten la coordinación o integración. Pero, ¿qué entendemos por gestión clínicamente integrada del medicamento (GCI)? Es el mecanismo por el cual se conciertan los cuidados farmacoterapéuticos entre los diferentes agentes, de forma que se garantice una atención centrada en el paciente capaz de integrar coherentemente las decisiones y cuidados que se producen en el continuo asistencial. Esta visión debe garantizar el acceso al medicamento necesario, un uso individual eficiente y efectivo y un patrón de uso poblacional compatible con la sostenibilidad del SNS. Asimismo, debe asegurar la responsabilidad de actuación de cada nivel asistencial en la gestión del seguimiento farmacoterapéutico que a cada uno le corresponda.
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