En una de las reuniones habituales con los farmacéuticos de nuestra farmacia, se discutió la posibilidad de implementar algún tipo de intervención farmacéutica en los pacientes que han padecido un accidente cerebrovascular agudo (ACVA). Consideramos que son pacientes que deberían ser subsidiarios de un estrecho control, especialmente en los primeros meses posteriores al episodio vascular. Asimismo, se planteó que un problema relevante en este tipo de pacientes es la reducción de su calidad de vida, por lo que concluimos que un programa de seguimiento a esta población debería repercutir positivamente en dicha calidad de vida.
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