Cuando llegan el buen tiempo y el verano muchos paladares agradecen los vinos ligeros. El abanico enológico ideal para estas épocas es extenso, pero, dejando a un lado los tintos de verano bien fresquitos, hablaremos de los vinos de aguja, vinos espumosos elaborados a partir de variedades de uva autorizadas en cada región y que debido a su proceso de elaboración conservan anhídrido carbónico de la fermentación de azúcares propios o añadidos, que al ser abierta la botella se desprende lentamente en burbujas sin que llegue a formar espuma. Han de tener una graduación mínima de 9 grados y una presión al abrir la botella a 20º de entre 1 y 2,5 atmósferas.
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