Las formas de elaboración de estos vinos están inspiradas en técnicas antiguas. Antes de disponer de tanques de acero inoxidable y técnicas de fermentación a temperatura controlada, las uvas fermentaban con hollejos en ánforas de barro o en barricas. La tendencia actual a recuperar tradiciones ha hecho que se vuelvan a emplear estos recipientes y técnicas ancestrales haciendo ganar complejidad al vino y dándole un color más profundo e intenso.
Estos vinos se elaboran con muchas variedades diferentes, con bastante personalidad, un estilo oxidativo, más cuerpo y notas frutales deshidratadas como orejones, acompañados de nueces y especias con un final ligeramente amargo. Se recomienda servirlos frescos aunque no muy fríos, ya que predominarían los tonos amargos por encima de la fruta. Las tonalidades pueden variar mucho dependiendo del tiempo que dure la maceración, la variedad de uva y el estado de madurez.
Este tipo de vinos se originó hace mas de 6.000 años en el Cáucaso, en Georgia, donde se maceraban y fermentaban las uvas blancas en unas ánforas llamadas kvevri sin añadir levaduras y sin más control de temperatura que la del subsuelo. Son de un estilo un tanto alternativo y para poder apreciarlos se requiere cierta experiencia, ya que al paladar pueden parecer en mal estado, pero su complejidad los hace una tendencia mundial al alza. Son muy apreciados para maridar con pescados grasos y en Japon ya son un acompañamiento inseparable al tradicional sushi y sashimi.
D.O. La Rioja
Precio: 40 €
Este vino blanco con crianza elaborado con garnacha blanca, malvasía y viura se cría durante 8 meses en barrica nueva de roble francés. Es un estupendo vino blanco con gran capacidad de envejecimiento en botella. Largo y untuoso en paladar, mineral y fresco a la vez que elegante y finísimo, con aromas frutales combinados con un toque oxidativo y maderoso excepcional. Especialmente indicado para comer con arroces caldosos consistentes y pescados muy grasos.