• Home

  • Evolución o revolución profesional

Evolución o revolución profesional

Jaime Román

Jaime Román Alvarado

Farmacéutico comunitario (Sevilla). Presidente de la Asociación Profesional de Farmacéuticos con Iniciativa. Vocal del Comité Ejecutivo de la Fundación Pharmaceutical Care

Jaime Román
Jaime Román

En este artículo, me gustaría reflexionar sobre el significado de su título y sobre mi visión de qué camino es el más adecuado para posicionar a esta maravillosa profesión que tanto amo, y a la que tanto le debo como profesional y como persona, en la sanidad del siglo XXI.

Desde mi punto de vista, a lo largo de los tiempos y en especial durante esta pandemia, en las farmacias comunitarias hemos dado respuesta con enorme vocación de servicio a las necesidades de la sociedad en materia de información sanitaria y gestión de medicamentos.

Yo tengo muy claro lo que soy, lo que somos, tanto normativamente hablando como por el rol que cada día ejerzo con mi equipo de la farmacia San Julián, en Sevilla. Pero para posicionarnos como profesionales sanitarios esenciales en esta sociedad del siglo XXI, debemos tener espíritu autocrítico y sentar las bases de qué cosas tendremos que transformar y reforzar a corto plazo.

El principal cambio que debemos plantear es el de conseguir coordinarnos con el resto de los profesionales de atención primaria. Esa coordinación de la farmacia comunitaria con los centros de salud es fundamental para mejorar significativamente la gestión de la medicación de los usuarios, sobre todo en el caso de los pacientes crónicos, para lo cual debemos tener la capacidad de llevar a cabo la renovación de los tratamientos y de evaluar los resultados de la farmacoterapia, siempre de manera coordinada con el médico de familia y el personal de enfermería, pues solo así podrán alcanzarse los mejores resultados de salud, que son manifiestamente mejorables en enfermedades con alta morbimortalidad, como la diabetes, la hipertensión o la dislipemia.

El principal cambio que debemos plantear es el de conseguir coordinarnos con el resto de los profesionales de atención primaria

Trabajar de manera colaborativa en el binomio medicamento-paciente es, y debe ser, la misión de un farmacéutico comunitario en el día a día. Para ello tendremos que introducir cambios en nuestras farmacias que afectarán a la estructura, a la visión de los equipos, a la formación acreditada obligatoria, a los servicios profesionales definidos y remunerados, y sobre todo a conseguir medir nuestra aportación a la mejora de los resultados en salud de la población, tanto en el trabajo desarrollado en la propia farmacia como en la necesaria atención farmacéutica domiciliaria para una población envejecida y con patologías crónicas. Debemos adecuar nuestras farmacias para alcanzar una estructura que nos permita tener mostradores individuales con separación e intimidad, ya que solo así podremos realizar una dispensación profesional de la medicación con garantías de confidencialidad y comunicación. Además, lo deseable es crear pequeñas consultas farmacéuticas para realizar los procesos asistenciales de seguimiento farmacoterapéutico y otros servicios profesionales ofertados.

El desarrollo de la carrera profesional del farmacéutico (tanto titular como adjunto, con una formación acreditada obligatoria y una práctica asistencial demostrada) es una necesidad imperiosa para poder trabajar de manera coordinada y profesional con médicos, enfermeros y con los farmacéuticos del ámbito hospitalario y de la atención primaria.

Creo firmemente que la farmacia comunitaria debe evolucionar hacia un papel más asistencial, y que para ello debe transformarse en muchas facetas. Tenemos que ser valientes y liderar estos cambios desde dentro de la profesión, consiguiendo sinergias entre las distintas instituciones representativas.

Otras noticias destacadas

Destacados

Lo más leído