Desde hace unos meses, entre un grupo de farmacéuticos con sensibilidad ante la problemática generada por la más que evidente falta de control de los medicamentos veterinarios surgió la idea de poner en marcha una asociación que pudiera defender desde otro punto de vista el buen uso de este tipo de medicamentos. Es un hecho común a toda la profesión farmacéutica el asombro por la inexplicable falta de trazabilidad en ciertos aspectos de la cadena de los medicamentos de uso animal.
El germen de la asociación Asfarvet se crea en el año 2018, en el seno de un grupo de debate de los vocales de medicamentos de uso animal de distintos colegios oficiales de farmacéuticos, al que yo pertenecía, ya que entonces era presidente del COF de Ourense e integrante del grupo de trabajo de medicamentos veterinarios del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Durante la primavera de 2021, en plena pandemia, discutiendo sobre este importante asunto surge la necesidad de reclamar las garantías desde un punto de vista distinto, pero complementario al del Consejo General, a través de una asociación profesional.
A pesar de la distancia física, insalvable entre los primeros integrantes de Asfarvet, en tiempos de restricciones de movimiento y de reunión, y aprovechando el impulso de las nuevas tecnologías, conseguimos poner en marcha la asociación en julio de este mismo año.
Pocos días después de la nota de prensa que presentaba a la asociación, Asfarvet contaba ya con más de 100 socios repartidos en todas las comunidades autónomas de España, confirmando el interés de la profesión en este tema.
En los actuales tiempos que vivimos se hace imprescindible que todos nos concienciemos de que la salud animal y humana están interconectadas. No es una idea nueva.
El concepto de «Una sola salud» de la OMS, que se conocía desde hacía más de un siglo, aunque se introduce a partir de principios de este; se resume en que «la salud humana y la salud animal son interdependientes y están ligadas a la salud de los ecosistemas en los que existen».
Factores como el crecimiento de la población y su migración a nuevas áreas geográficas, los cambios climáticos alrededor del planeta, la desforestación y, derivado de todo esto, el incremento de la ganadería intensiva, así como el mayor contacto con animales salvajes y domésticos, propician que las posibilidades de que las enfermedades de animales pasen a las personas sean mayores. El correcto uso de los medicamentos de uso animal se hace, por todo ello, imprescindible.
Nuestro objetivo prioritario es garantizar para el medicamento de uso animal las mismas garantías con las que cuenta el medicamento de uso humano y que tanto orgullo trajo a la profesión farmacéutica. Buscaremos el apoyo de todos los sectores de la profesión farmacéutica, la colaboración de la profesión veterinaria y las administraciones responsables para lograrlo.
El farmacéutico es, en todo caso, el profesional especialista en el medicamento, y debe ser actor fundamental en todo lo que al medicamento concierne, sea de uso animal o humano. Ya ejerza en laboratorio farmacéutico, distribuidor mayorista, hospital, oficina de farmacia o comercial veterinaria.
El farmacéutico (…) debe ser actor fundamental en todo lo que al medicamento concierne, sea de uso animal o humano
Entre los profesionales veterinarios y farmacéuticos, desde la fabricación, distribución, prescripción y dispensación, hemos de conseguir las mayores garantías posibles en la utilización de uno de los más preciados bienes del ser humano, el medicamento.
Nos jugamos la salud animal, y la humana también.
