Más tarde, durante 300 años de conquista árabe, supieron mantener el cultivo de vid y aplicar los sofisticados sistemas de regadío árabe. Cuando Jaume I volvió Mallorca a los cristianos ya se hablaba de los fabulosos vinos baleáricos. Así pues, vemos que el cultivo de la vid en Mallorca viene de lejos e incluso un ilustre mallorquín, Fray Juniper Serra, fue el que introdujo en el siglo XVIII el cultivo de la vid y la elaboración de vinos en California.
En Mallorca encontramos dos denominaciones de origen: Binissalem y Pla i Llevant. Estas zonas vitivinícolas engloban varias variedades pero miran de proteger el uso de las variedades autóctonas tales como el Manto Negro, Callet o Premsal Blanc, cosa que les da una tipicidad única.
En los últimos 25 años esta región ha experimentado un resurgimiento portentoso hasta llegar a más de 70 bodegas y más de 500 marcas de vino. Pero está claro que este buen hacer se debe a las características de la isla; con una situación inmejorable, unos productores entregados y amantes de la tierra, un clima mediterráneo suave, unas variedades nativas especialmente aptas para la crianza y un terruño diferente. Realmente un gozo para el paladar. j
Bodega: Vins Miquel Gelabert
D.O. Pla i Llevant
Precio: 21,50 euros
Esta pequeña bodega está compuesta por 10 fincas con un total de 9 hectáreas repartidas entre Manacor, Felanitx y Petra. Su propietario Miquel Gelabert es un pionero en la experimentación de las variedades autóctonas y, como él dice, aprende de los viejos viticultores el arte y los secretos del cultivo de la viña y combina la más moderna tecnología con la tradición más artesana.
Este fantástico vino blanco contiene un interesante coupage de Premsal Blanc, Chardonnay y Moscatel. Se realiza una fermentación y crianza con sus lías en barricas nuevas de roble francés durante 6 meses y un posterior reposo de unos meses en botella.
A la vista tiene un tono amarillo oro brillante con reflejos dorados, muy límpido y con una fina lágrima glicérica. En nariz predominan las frutas cítricas con un ligero toque tropical de mango y unos matices terciarios de frutos secos. Es un vino fresco, voluptuoso, seco y contundente, con un final muy largo y con predominio de los cítricos y con la madera muy bien integrada.