En el continente europeo entró a través de unas vides americanas infectadas con el insecto traídas a Francia para combatir el oídio, un hongo típico de la vid pero inocuo para las vides americanas (1863). En la Península Ibérica se habla de tres focos de entrada: Oporto y Málaga, mediante una partida infectada, y Girona, proveniente del foco francés hacia el año 1877.
Los daños que causa esta plaga dependen de las especies de vid. Existe un índice que mide la resistencia de las cepas a la filoxera: el índice de Ravaz, que va del 0 (donde está la vid europea, que es sensible a la plaga) al 20 (donde se sitúa la vid americana, completamente resistente a la plaga).
Los viticultores de la Península, alertados por la plaga que avanzaba de forma fulminante por Francia, tomaron precauciones con sus cultivos de vid: quemaron los viñedos infectados, aplicaron sulfuro de carbono, ahogaron al insecto, pintaron el tronco con unas sustancias para matar al huevo... Pero fue solo cuestión de tiempo que la plaga matara a todas las vides. Esta falta de viñedo tuvo su otra cara de la moneda en la isla de Mallorca. La filoxera tardó unos años en llegar allí y aprovecharon su aislamiento para incrementar la producción de vino y exportarlo al resto de Europa. Pero a finales de la década de 1890 también llegó la plaga a Mallorca hundiendo aún más el sector vitícola nacional.
En la actualidad la plaga está erradicada gracias al injerto a las cepas autóctonas de la cepa americana, que es resistente a la plaga.
En el mundo existen unas zonas consideradas libres de filoxera: Chile, la isla de Creta, Chipre y las Islas Canarias. Existe también una variedad europea resistente a la filoxera, la Assyrtiko, que crece en la isla de Santorini. Hace unos 30 años se encontró otra forma de escapar a la filoxera que consistía en plantar las vides en zonas arenosas de la Provenza, y gracias a esta arena, el sol y el viento se vio que las cepas no eran contaminadas. Estos vinos afiloxerados se llaman «vins de sable» (vinos de arena). j
Carmenere Reserva
Origen: Chile, Valle del Maipo
Bodega: Baron Philippe Rothschild
Precio: 17,50 €
Este vino de variedad Carmenere tiene un color negruzco y unos aromas dulzones a pasas corintias, ciruelas maduras y mermelada de cassis bien amalgamado con un toque cálido a vainilla y nuez de coco. En boca esta dulzura desaparece y se convierte en un vino perfectamente estructurado, con una acidez baja y un predominio de la vainilla en retronasales. Es un vino muy largo en boca y perfectamente adaptable a carnes rojas y de caza.