Introducción y fisiopatología de la caída del cabello

La farmacia comunitaria recibe un gran número de consultas relacionadas con los problemas capilares, entre ellos la caída del cabello. Por tanto, el papel del farmacéutico es clave como educador sanitario, y debe aconsejar el tratamiento farmacológico y nutricional adecuado, aportar recomendaciones y medidas higiénico-dietéticas, o derivar en caso necesario al dermatólogo.

Introducción y fisiopatología de la caída del cabello
Introducción y fisiopatología de la caída del cabello

El ciclo vital del cabello cuenta con tres fases diferenciadas: la más duradera o de crecimiento se conoce como «fase anágena»; a ésta le sigue una fase breve apoptósica transicional llamada «catágena», y por último se produce la fase de reposo corta o «telógena».

En condiciones normales, al final de la fase de reposo se cae un promedio de unos 100 cabellos diarios de los 100.000 que existen en el cuero cabelludo, comenzando un nuevo ciclo de crecimiento en el folículo piloso. Los cabellos cuentan con una vida media de unos 4,5 años hasta su caída y el comienzo de un nuevo ciclo.

Cuando se produce una caída significativamente mayor de la normal, incrementándose el número de cabellos que llegan a la fase de descanso, se habla de «efluvio telógeno», mientras que cuando lo que se produce es un obstáculo en la fase de crecimiento se trata de un «efluvio anágeno».

Con frecuencia la pérdida de cabello tiene un desarrollo gradual que se produce de forma difusa o en parches.

Los factores genéticos tienen una elevada influencia en la alopecia, pues dificultan la capacidad de generar nuevos cabellos por parte del organismo.

Además, existen otros factores directamente relacionados con este trastorno, como son el envejecimiento, determinadas enfermedades dermatológicas y sistémicas, y fármacos como los antineoplásicos.

La prevalencia de la calvicie se presenta en mayor grado en varones que en mujeres. En el sexo masculino los síntomas dan comienzo en torno a los 30 años, habitualmente junto a pitiriasis y seborrea. En un porcentaje elevado de varones se produce la calvicie total en torno a los 60 años de edad. En las mujeres la pérdida de cabello suele comenzar en el posparto o en la época posmenopáusica, en la que el cabello es más fino y de menor densidad.

26 EF578 PROFESION ALOPECIA 2Tipos de alopecia
En función de las causas que provoquen este desorden se distinguen distintos tipos de alopecia:

  • Alopecia de distribución masculina o androgénica. Se produce por andrógenos generados a partir de la pubertad y depende fundamentalmente de condicionantes genéticos. Suele comenzar en la frente, laterales y coronilla, y puede llegar a producir la calvicie total. Afecta a un elevado porcentaje de varones alrededor de los 50 años, y en un porcentaje menor en edades más tempranas.
  • Alopecia de distribución femenina. Caracterizada por un aclaramiento del cabello en la zona de la frente, lados y coronilla, de manera parcial, y con mucha menor prevalencia que la masculina.
  • Alopecia tóxica. Aparece tras periodos con fiebre elevada y disfunciones de la glándula tiroidea, o ante tratamientos con dosis elevadas de algunos fármacos (como la vitamina A, los retinoides, el talio) o con medicamentos para el tratamiento del cáncer. En general, produce una alopecia temporal y el pelo se recupera.
  • Alopecia areata. No se conoce su origen exacto, pero se asocia a enfermedades autoinmunes. Genera placas en el cuero cabelludo y puede afectar a otras zonas velludas. No tiene un patrón de edad ni sexo determinado, y puede llegar a producir la pérdida total del cabello. Afecta de manera recidivante, y el pelo puede volver a crecer ya que no llega a destruirse el folículo piloso.
  • Alopecia cicatricial. Se produce por pérdida de folículos capilares en determinadas zonas cicatrizadas por quemaduras, lesiones graves, cáncer de piel o lupus eritematoso, o en determinadas infecciones en la piel.
  • Arrancamiento del cabello o tricotilomanía. Ocurre con frecuencia en los niños, aunque el mal hábito puede prolongarse en la edad adulta.
  • Alopecia por estrés. Más que una causa, el estrés es un factor que podría acelerar el proceso en determinados varones debido a una mayor generación de andrógenos.

Farmacoterapia
Minoxidilo y finasterida siguen siendo los fármacos más eficaces y más empleados en la actualidad para combatir la alopecia.

Minoxidilo

Actúa estimulando el crecimiento capilar gracias a su efecto vasodilatador. En combinación con tretinoína, aumenta su eficacia y mejora su absorción.

Se emplea en soluciones tópicas al 2-5%, en alopecia androgénica, femenina y areata. Se administra sobre el cuero cabelludo seco, en la zona afectada, con un masaje y fricción suave, durante 3 meses. Se aplica cada 12 horas en dosis no superiores a los 2 mL/día. Sus resultados producen un engrosamiento del cabello en las zonas tratadas y un enlentecimiento de la caída. En soluciones más concentradas resulta más eficaz, pero puede producir prurito.

Minoxidilo en ocasiones causa reacciones de hipersensibilidad, dermatitis de contacto, prurito, ardor, inflamación local, hipertricosis en cejas y, con menor frecuencia, disnea, cefalea, vértigo, neuritis, edema y aturdimiento, y muy rara vez alopecia, foliculitis, dolor torácico y cambios en la presión arterial y en el pulso.

Es importante destacar también que este principio activo puede producir efectos sistémicos (taquicardia, edema y angina de pecho) que requieran suspender el tratamiento. En determinados pacientes hipertensos, precisa un control clínico exhaustivo, mientras que en el caso de arritmias cardiacas, enfermedad arterial, insuficiencia cardiaca congestiva o valvulopatías, enfermedad hepática o renal, no se recomienda su uso.

Existen contraindicaciones en caso de niños y adolescentes, y también en determinadas alteraciones dermatológicas. Asimismo, ha de prestarse atención al uso concomitante con otros medicamentos que puedan aumentar su absorción sistémica.

Finasterida
Se emplea en la hiperplasia benigna de próstata y como estimulante capilar. Administrado oralmente, este compuesto azasteroideo sintético es capaz de incrementar el crecimiento del cabello sin producir efectos androgénicos ni antiandrogénicos hasta incluso 1 año después de haber suspendido su tratamiento.

La dosis que debe administrarse es variable, aunque no se recomienda superar 1 mg en adultos.

Como efectos adversos cabe señalar dolor abdominal, disminución de la libido, diarrea, impotencia, dolor de cabeza, etc.

Es fundamental conocer que está desaconsejado en mujeres en edad fértil, en niños y en embarazadas, ya que puede inducir alteraciones en los órganos sexuales del feto masculino. Por tanto, su empleo es habitual en el tratamiento de la alopecia androgénica masculina.

La asociación de finasterida y minoxidilo presenta mayor eficacia, sobre todo en el peso del cabello, por lo que se utiliza generalmente para lograr mejores resultados.

Otros tratamientos
En los casos de alopecia areata se recurre en ocasiones a la aplicación de pomadas a base de corticoides, y, sólo en casos extremos, a la aplicación oral, porque presenta efectos secundarios graves.

Cuando existe una deficiencia de un nutriente como el hierro, una hipovitaminosis o una deficiencia en la hormona tiroidea, se aporta la sustancia deficitaria mediante el suplemento alimentario idóneo o la terapia sustitutiva.

En la farmacia existen multitud de formulaciones a base de vitaminas y minerales, así como otras sustancias como líquido amniótico y extractos de placenta, que tratan de estimular el metabolismo del folículo piloso, aumentando la síntesis de ADN y reforzando la estructura queratínica del cabello.

Por otro lado, los cosméticos específicos para la caída del cabello son aconsejables, ya que tratan de crear una atmósfera favorable en la zona afectada mediante la eliminación de exceso de grasa, de modo que se favorezca la absorción de los fármacos empleados.

Por último, existen otros tratamientos alternativos en desarrollo, como son el trasplante de cabello, con nuevas técnicas basadas en la microencapsulación y el descubrimiento de las células madre de los folículos pilosos, que podrían suponer alternativas muy valiosas.

Desde la farmacia debemos divulgar medidas generales que contribuyan a una adecuada salud capilar, como el empleo de productos idóneos para el lavado o el secado al aire en lugar de con secador, y evitar el calor excesivo o los peinados demasiado tirantes. Debe desaconsejarse el uso de productos químicos. Por otro lado, la alimentación variada y una adecuada hidratación también son pilares fundamentales en los que hay que insistir desde la oficina de farmacia para lograr el mantenimiento de un cabello sano.

Bibliografía
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