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  • Evocación de los compañeros de una simbólica tertulia

Agradezco a José Vélez la propuesta de volver, en esta ocasión, a las páginas de El Farmacéutico. De buen principio le anuncié que me motivaba el deseo de recordar a Pedro Malo, como ahora me emociona el hecho de escribir su nombre al acercarse el aniversario de su muerte.

Aparece en seguida en mi recuerdo su imponente figura bonachona, de sonrisa abierta y cortesía exquisita, mientras me acompañaba a la estación madrileña de Atocha a coger el AVE para regresar a casa, después de una solemne sesión literaria farmacéutica navideña, en el Ateneo, oficiada por el presidente de la Sección de Farmacia, Daniel Pacheco, el actual vicepresidente de la noble entidad.

¡Quién me iba a decir entonces, cuando andábamos campechanamente hacia la estación, que era la última vez que «veía» a Pedro Malo, el compañero de página que solía usar el pseudónimo de Don Duodécimo! ¡Precisamente el mismo día que le había conocido en persona! ¡Con tantas veces que habíamos hablado vía telefónica o carteado en fechas señaladas!

Sucedía que entre los colaboradores de las últimas páginas de esta revista nació una espontánea amistad, presidida por el insigne y reconocido escritor farmacéutico, Raúl Guerra Garrido, el más veterano de los colaboradores, que sigue manteniendo enhiesta su siempre lúcida última página y al que debo la sugerencia de mi colaboración al entonces director Josep Maria Ferrando, cuando El Farmacéutico tan solo superaba sus primeros treinta números.

Posiblemente el encabezamiento de su «Tertulia de rebotica» fue el detonante que desencadenó la interrelación con los otros colaboradores habituales. La incorporación de un nuevo contertuliano, el pulcro escritor y catedrático de Historia de la Farmacia, Javier Puerto, en sustitución de otro reconocido historiador y escritor farmacéutico, Ramon Jordi, intensificó la relación entre el grupo, y planeábamos que un día nos reuniríamos. Este encuentro se produjo en el acto mencionado del Ateneo madrileño, cuando ni Pedro Malo ni yo ya no colaborábamos en la revista que tan bien nos había acogido.

El bueno de Pedro Malo falleció en octubre de 2008, habiéndole precedido Ramon Jordi en mayo de 2007. Los dos tuvieron el privilegio de un largo recorrido por la vida y por la profesión.

La revista El Farmacéutico, como cualquier organismo vivo, se regenera, y es justo y lógico que aparezcan firmas nuevas, algunas propiciadas por el dinámico farmacéutico, periodista y escritor José Vélez que, con la simbólica invitación «A tu salud», ha convocado una serie de colaboradores nuevos.

Es reconfortante evocar y añorar un tiempo y unos nombres (permítanme mencionar a Javier Puerto y sus documentados y amenos artículos) que dedicaron parte de su vida creativa a esta revista. Celebro el retorno a las últimas páginas de Juan Esteva de Sagrera y la incorporación de Manuel Machuca, y la presencia del moderno «Planeando», el blog de Francesc Pla.

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