Enfoque asistencial
M. Pilar Gascón
Vocal de docencia del Col·legi de Farmacèutics de Barcelona. Profesora asociada de la Facultat Blanquerna Salut. Universitat Ramon Llull
¿Está el farmacéutico suficientemente capacitado para el ejercicio profesional con la formación universitaria que recibe? La respuesta inmediata y simple que se me ocurre es: pues depende...
Ni todas las facultades ofrecen la misma oferta formativa ni todos los farmacéuticos van a ejercer su profesión desde el mismo ámbito.
El farmacéutico, reconocido como especialista en el medicamento, puede orientar su actividad profesional a diversas opciones de ejercicio, y esto justifica que su formación debe ser en parte generalista con una potente base sustentada en materias básicas. Sin embargo, no se debe olvidar que el farmacéutico es ante todo un profesional sanitario, y esto hace necesario que su formación sea suficiente y necesaria para ejercer como tal, con independencia de cuál sea su puesto de trabajo. Los farmacéuticos que ejercen en el ámbito asistencial obviamente deben tener como centro de atención al paciente y su objetivo profesional debe ser que los medicamentos o el tratamiento que recibe sean seguros y efectivos. Pero aunque un farmacéutico no ejerza asistencialmente, sino que lo haga por ejemplo en el ámbito de la investigación o el desarrollo de nuevos fármacos, también debe realizar su actividad pensando que el objeto final de su ejercicio profesional son los pacientes. Este hecho diferencial conduce, pues, a que el farmacéutico no sólo deba ser reconocido como especialista en el medicamento, sino también como responsable de que los medicamentos obtengan el máximo beneficio en los pacientes que los utilicen.
Esta premisa es la que nos ha conducido desde hace tiempo a un buen conjunto de profesionales y docentes a tratar de incidir en que la formación de grado se adecue convenientemente a las necesidades que tiene y tendrá cada vez más el farmacéutico como profesional de la salud.
Si nos centramos en las necesidades formativas del farmacéutico comunitario, éstas cursan en paralelo al desarrollo de una actividad cada vez más asistencial que se le exige y demanda por parte de la población a la que atiende, y de la sociedad en general. Una actividad totalmente centrada en el paciente y en la mejora de los resultados de salud a través del uso responsable de los medicamentos.
Aquellos farmacéuticos que finalizaron sus estudios hace ya años no han tenido más remedio que adecuar sus conocimientos a estas necesidades, sea a través de las correspondientes actividades de formación continuada o de posgrado. Pero actualmente no creo que exista ninguna posible justificación para que los egresados no hayan recibido en la universidad la formación necesaria para adquirir competencias indispensables en la que será su vida laboral. Atención farmacéutica, comunicación, práctica colaborativa pluridisciplinar, resolución de problemas relacionados con los medicamentos o investigación asistencial son sólo algunos ejemplos de contenidos que deberían estar incluidos en todos los planes docentes, con la suficiente carga académica para formar farmacéuticos convenientemente capacitados para la práctica asistencial.
En el año 2013, Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria consideró esencial establecer canales de comunicación de la profesión con la universidad y por ello organizó sendas jornadas para identificar conjuntamente necesidades formativas en práctica farmacéutica y contribuir a la formación clínica y asistencial de los futuros farmacéuticos que demanda la sociedad.
Simulación e interprofesionalidad
Elisa Agudo
Vicedecana de Farmacia y Biotecnología de la Universidad Europea
Los tiempos cambian y las universidades tenemos la obligación de subirnos en ese tren. Unas vías que harán que los futuros egresados puedan integrarse en el mercado laboral con las necesidades que el sector farmacéutico está demandando. Desde la Universidad Europea hemos querido situar nuestro modelo educativo a la vanguardia. Con este objetivo se ha aunado la integración de asignaturas básicas junto a la simulación, la interprofesionalidad y las prácticas en empresas.
Pese a la innovación y a los nuevos enfoques que se solicitan y se van incorporando, no podemos olvidar el rigor científico que requiere una titulación de esta envergadura. Con este razonamiento se ha dotado a asignaturas obligatorias, como Biología y Fisiología, de un nuevo enfoque sin cambiar el contenido de las mismas. De este modo, los primeros años, que resultan más arduos para un estudiante, gozan de un planteamiento más profesional, práctico e integrado. Ahora conseguimos una motivación y unas actitudes adecuadas para fraguar la base del conocimiento que ayuda a encarar con solidez el resto de la titulación.
Para conseguir este objetivo es necesario el cambio del modelo de aprendizaje profesor-alumno a un enfoque más colaborativo. Entre las metodologías más relevantes actualmente utilizadas por universidades de gran prestigio están las técnicas de aprendizaje del blended-learning (aprendizaje híbrido) y the flipped-classroom (clase invertida). En la Universidad Europea se incluyen estas técnicas de aprendizaje junto a actividades y metodologías basadas en el aprendizaje significativo, dando un mayor impulso a determinadas competencias, como el aprendizaje autónomo, el trabajo en equipo, la comunicación, el pensamiento reflexivo y la superación profesional. Nuestro principal interés es acercar los contenidos docentes a la realidad que estará presente en la práctica habitual de las distintas profesiones sanitarias, proporcionando una formación más innovadora. El alumno debe sentir que lo aprendido tiene una utilidad y ver la inmediatez de su aplicación.
Las metodologías innovadoras son un sello que queremos imprimir en todas nuestras titulaciones y con esa finalidad se incorporan la simulación y la interprofesionalidad en nuestras aulas. Si el sector sanitario demanda que todos sus profesionales trabajen juntos y coordinados, ¿no deberíamos entender desde la universidad que los futuros profesionales estudien juntos? Con esta idea hemos desarrollado actividades de educación interprofesional donde los diferentes grados puedan integrar sus conocimientos, coordinarse y desarrollar un trabajo en común. En definitiva, todos cuentan con un mismo objetivo: el bienestar del paciente.
Otro punto de apoyo fundamental para esta nueva realidad es el trabajo en un ambiente simulado. Los estudiantes se enfrentan a pacientes ficticios que les exponen problemas y les demandan soluciones. Con esta metodología el docente, que está siguiendo el proceso, puede observar el comportamiento del estudiante, corregirle y tutorizarle. Estamos ante un excelente escenario para el aprendizaje de las competencias transversales y específicas de la profesión farmacéutica que además pueden ser evaluadas mediante ECOES.
El paciente es el centro sobre el que debe girar el sector sanitario y si esta afirmación se incorpora de manera real en el día a día laboral, desde la universidad tenemos la obligación de asumirlo e integrarlo junto a los avances que vemos en los países de nuestro entorno.