En nuestra época actual, y con respecto al uso del medicamento, tenemos dos corrientes antagónicas en busca de un mismo espacio (nosotras, las personas). Por un lado hay una estrategia de Promoción de Enfermedades que cuenta con una importante financiación. Para ello se practican algunos de los siguientes métodos:
1. Medicalizar procesos naturales o tránsitos vitales (es decir, convertir la tristeza en necesidad de antidepresivos, convertir la menopausia en necesidad de Terapia Hormonal Sustitutiva, convertir la menstruación en un trastorno, el fracaso escolar en un Déficit de Atención e hiperactividad, etc.).
2. Definir la enfermedad como ausencia de fuerza productiva. Es decir, la salud, al servicio de la producción.
3. Disminuir el umbral diagnóstico de una determinada enfermedad o trastorno para que cada vez quepa más población susceptible de ser medicada (disminuir las cifras de tensión arterial o de colesterol o definir criterios diagnósticos de trastornos psiquiátricos de una manera más laxa).
4. Convertir factores de riesgo en enfermedades (la osteoporosis o el colesterol, como enfermedades y no como elementos de riesgo de enfermedades).
Hay más, y hay autores y artículos donde se desarrolla mejor este tipo de estrategia, pero únicamente me interesa destacar que este es un fenómeno que existe (una estrategia que se promociona) y al que se destina una cantidad ingente de dinero.
En contraposición con esta estrategia, las Autoridades Sanitarias (lideradas por la OMS) llevan más de 50 años desarrollando otra estrategia: la Estrategia de Promoción de la Salud. Ya hay un matiz, un énfasis, sobre lo que se promociona: no enfermedades ni la ausencia de ellas. Se promociona la Salud. También se destina financiación a esta estrategia, pero por desagracia, muy poco. Y no es por la falta de resultados. España, en el año 2013, publicó su «Estrategia de promoción de la salud y prevención en el SNS», aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Es un documento de gran valor donde se traza el diseño de intervenciones dirigidas a la construcción de Salud poblacional. Sin embargo, no hay representantes de ninguna industria que entren en las consultas y nos presenten este avance humano.
Veamos algunas características importantes para conseguir resultados en la promoción de la salud, para que podamos comparar con las estrategias empleadas en la promoción de enfermedades. No es tan sencillo como tomar medicamentos. Esto es un proceso de educación y de crecimiento. Algo para lo que hace falta tiempo.
– La Promoción de la Salud es un proceso de construcción que se aplica a lo largo de toda la vida, y que tiene que ver, entre otras cosas, con la etapa vital que atraviesa la persona y con las condiciones en las que esa persona vive.
– La segunda característica que se propone en la Estrategia es el abordaje por entornos, lo cual implica que no sólo hay que cuidar los aspectos físicos que ponen en riesgo la salud, sino también los procesos internos que rigen la actividad en ese entorno donde las personas desarrollan su vida diaria para que genere salud, la proteja y posibilite la prevención de enfermedades.
– El tercer enfoque, el poblacional, es muy importante, porque se distancia de las intervenciones selectivas sobre poblaciones «de riesgo», permitiendo un proceso de mejora de la salud para que cada persona pueda avanzar en su propio proceso de construcción independientemente de «su nivel de riesgo». Sólo con esta aproximación se puede iniciar un verdadero camino educativo que parta de las necesidades de esa persona.
– La cuarta característica es el enfoque positivo, es decir, no poner el énfasis en las carencias de esa persona (fuma, no hace deporte, no tiene apetencias…), sino en los factores facilitadotes del proceso de ganancia en salud que pueda tener (y que nosotros debemos facilitar su descubrimiento).
– La quinta característica es un enfoque integral. Es decir, salud física, salud mental, salud social, salud cultural… porque una persona es la interacción entre todas estas dimensiones y la construcción de salud debe tener todos estos elementos en cuenta, porque el hecho es que están conectadas, es decir, se conocen ya las vías de interconexión entre una situación social desfavorable, su repercusión en trastornos mentales y la repercusión de esto en la salud física, por trazar algo sencillo y cotidiano.
Por tanto, este camino de la Estrategia en Promoción de la Salud implica un proceso educativo que requiere tiempo y energía, pero que precisamente por ello es humanizador y genera personas sanas a lo largo de su curso vital. Tomar medicamentos sin que esto se vea acompañado del proceso anterior, puede ser caer en las zarpas de la Promoción de Enfermedades. Los medicamentos, la educación y el proceso de Promoción de la Salud son cosas que deben ir de la mano y nosotros, los farmacéuticos, deberíamos ser garantes de ello.