La liberalización de las oficinas de farmacia es un tema recurrente, siempre presente de un modo u otro: que si es un derecho constitucional, que si es injusto no poder trabajar una vez obtenido el título porque no se abren nuevas convocatorias para abrir farmacias...
Me centraré en ella en cuanto a la posibilidad de cualquier farmacéutico de ser titular de una oficina de farmacia. Y no creo que ningún farmacéutico que haya querido acceder a la titularidad de una botica pueda decir que no ha tenido posibilidad. Entiendo que esta afirmación pueda sorprender a muchos, pero sólo hay que consultar a las empresas que se dedican a la compra-venta de oficinas de farmacia. Siempre que lo he hecho he encontrado ofertas disponibles. «Ya, pero a qué precios», responderán instintivamente muchos lectores.
Respondo con mi experiencia. Vivía con mi mujer (que no es farmacéutica) en una ciudad de la provincia de Barcelona, donde ambos trabajábamos, teníamos nuestro piso (hipotecado, como la mayoría) y una vida bastante estable y tranquila.
Hace 10 años, tomamos una decisión: vendimos el piso, dejamos dos trabajos fijos, el contacto diario con familia y amigos... y cogimos el traspaso de una farmacia en una pequeña villa zaragozana que hasta entonces no habíamos visitado nunca.
Sin lujos, pero la farmacia daba suficiente para vivir los dos y presentaba todas las ventajas del medio rural. No me refiero al aire sano y todo eso, que también, sino al trato cercano con las personas, a la capacidad de decisión... Han pasado 10 años. Gracias a Dios, mi mujer encontró trabajo en este tiempo, pues no descubro nada si digo que los beneficios han bajado ostensiblemente (como para todos).
¿Balance? Llevo 10 años sin tener vacaciones más allá de los 4 días de Semana Santa y, si me hubiera quedado en mi lugar de trabajo, actualmente ganaría más dinero y disfrutaría de un mes pagado de vacaciones al año. Pero en el pueblo trabajo de lo que me gusta, como me gusta y con pacientes que agradecen mi esfuerzo. No elegí esta farmacia para ganar dinero, sino para desarrollar una profesión. Y aquí lucho por conseguirlo y mejorar cada día. Y a mí eso es lo que me vale.
Por todo esto, cuando oigo las quejas sobre la falta de oportunidades, pienso que de lo que realmente se lamentan es de no poder acceder a una farmacia con dos empleados y ubicada donde ellos quieran (y si pudiera ser regalada mejor). Porque farmacias rurales las hay, pero implican un esfuerzo personal notable. Por eso digo que este tipo de liberalización de la que muchos hablan la traen los Reyes Magos, porque el acceso a una oficina de farmacia viene con el esfuerzo y el sacrificio de algunas cosas a cambio de otras. Es un tema de la balanza de cada uno.