Joven farmacéutic@ busca empleo, pero... ¿de forma eficaz?

Joven farmacéutic@ busca empleo, pero... ¿de forma eficaz?

Estoy seguro de que a todo aquel que haya finalizado el grado de Farmacia se le habrá pasado por la cabeza buscarse la vida. La pregunta es si lo han hecho de forma eficaz... Abordaré este problema desde mi experiencia y la que he podido ver en farmacéuticos amigos que he ido encontrando por la vida. Y sí, he dicho problema, porque sé que para mucho de vosotros, y no sin motivo, esto puede significar hoy en día un quebradero de cabeza. Y la verdad es que es un verdadero reto, aunque ni mucho menos imposible.

Yo no soy nadie especializado en esto de cómo sacarse mejor provecho para conseguir un empleo, parcial o indefinido, o una beca. Por ahora he tenido la suerte de estar siempre embarcado en algún proyecto académico o laboral, y he pensado que sería bueno compartir mis experiencias y mi visión del asunto por si a alguien le pudiera interesar. Todo esto se va a resumir en los siguientes puntos: idiomas, competencias profesionales y ganas de progresar. A priori seguro que muchos de vosotros ya os sentiréis más o menos identificados con algunos de estos aspectos.

Esforzarse siempre tiene recompensas. ¡Take initiative from the beginning!
Estudiar una carrera universitaria como puede ser Farmacia es sin duda una condición previa indispensable para poder construir algo después (siempre que queráis dedicaros a este sector). Toda experiencia académica que hayáis acumulado durante esta fase será desde luego determinante para el futuro próximo en términos laborales, pero puede quedarse en un simple diploma sino va acompañada de mucho más.
Yo, hasta que no me fui de Erasmus no entendía bien la carrera, y no es broma. Estuve como 2 años como free-mover o libre intercambio en la Université de Nantes (Francia). El plan de estudios de allí era muy diferente al plan de estudios nuevo que se acababa de implantar en la Universidad de Granada. Debido en gran medida a como se orientaba el plan de estudios allí, durante el Erasmus empecé a entender el sentido de estudiar Farmacia. En Nantes, el plan de estudios consistía en dos años de materias generales como química orgánica, microbiología, bioquímica, etc. y 2 años de módulos integrados de las principales patologías y sus tratamientos (diabetes, enfermedades del sistema nervioso central, oncología y cáncer), donde se abordaban las principales patologías desde su bioquímica, a la fisiopatología, finalizando por la farmacología, etc. En otras palabras: te acercaba a la realidad. Además, aprendí un segundo idioma, lo que con el tiempo valoro como lo más importante. No fue fácil conseguir que me aceptaran como alumno de libre intercambio, y tuve que negociar bastante para que me dejaran estar un segundo año. No sé si esto es posible todavía. Yo tuve que luchar por ello y eso que tuve todo el apoyo de un buen amigo que estaba allí antes que yo y que me explicó que aquello merecía la pena. Está claro que hay que luchar mucho para conseguir buenas oportunidades como becas, etc.
Otro asunto fue conseguir una beca para el título de postgrado. Después de acabar la carrera estuve trabajando dos años en una oficina de farmacia. Allí, además de aprender lo típico, se llevó a cabo la certificación por AENOR. Recuerdo que pedí poder liderar el tema y afrontar la evaluación. Quería hacer algo diferente. Luego quise seguir progresando. Me pregunté lo que me gustaba y estuve indagando. Averigüé de la existencia de un máster en salud pública internacional (Europubhealth), organizado por varias universidades europeas, de dos años de duración y con compañeros de todas las partes del mundo, en especial la India y Latinoamérica. Iban a ser dos años y, por tanto, costoso. Necesitaba intentar conseguir una beca. Me asocié con mi amiga Inma, que conocí los primeros días del máster, y echamos solicitud de becas a discreción: MAE, Caixa, Caja Madrid, Talentia... ¡hasta a la revista Glamour! Acabé consiguiendo una que me permitió centrarme exclusivamente en los estudios.

Aclarar las ideas
Antes de movernos en la zona de ruptura y empezar a hacer cursos a diestro y siniestro o pedir dinero a vuestros padres para contratar a un programador y sacar una nueva app en el google play (hoy en día el que no tiene una idea de app parece que no es nadie), creo que es necesario que os toméis un pequeño break y reflexionéis, os planteéis cosas muy básicas como quién soy, qué quiero y dónde me gustaría estar en 10 años. Ya sé que es muy complicado saberlo, ya que el mundo se mueve vertiginosamente y con esa misma velocidad centrífuga, las oportunidades. Aún así es bueno hacerse estas preguntas. Podéis coger un fin de semana haciendo una ruta en bici, hacer un viaje para visitar algún amigo que viva en el extranjero y dar estas pensadas entre resacón y paseo bajo la lluvia, discutirlo con vuestros padres un domingo después de una comida... como queráis. Haceros estas preguntas os va a permitir conocer vuestros miedos y vuestros prejuicios. Para los indecisos, esto les va a permitir confrontar su indefinición con los proyectos que otros tenían pensados para él/ella, y podrán ver como somatizan rápidamente la aceptación o rechazo con alegría e ilusión o con insomnio y nerviosismo. Chic@s, hay que pensar en estas cosas aunque sea por un rato. No os dejéis llevar a la primera.

What's next? Idiomas
Sin idiomas, poco recorrido. Ya he citado antes la importancia de buscar aprender un idioma durante la obtención de la titulación de Farmacia, aprovechando el marco de oportunidades que ofrece el programa Erasmus. Pero, una vez obtenida la titulación, What's next? Aquí viene el problema.
Los tiempos son muy complicados y lo ideal no siempre es lo viable. Desde luego hay un aspecto que siempre tendréis que tener en cuenta. Tendréis que mirar a medio-largo plazo, y este mirar hacia delante siempre pasará por manejar dos idiomas además del materno y siempre pasando por el inglés. Para algunos esto es casi tan importante como obtener el grado. Además de ser condición de acceso a muchas oportunidades laborales, permite la movilidad a otros países en tiempos donde el acceso a oportunidades laborales o académicas de cierto nivel son escasas. Países como Australia, Reino Unido o Francia son inaccesibles en este plano si no se acredita un cierto nivel de idioma. Atención con eso de acreditar un nivel de idioma, ya que es importante, más bien imprescindible, aunque se puede llegar al absurdo o a la autocomplacencia. Me explico. Obtener un certificado de un idioma (FCE, Advance, DELF, DALF, TOEFL, etc.) es un vehículo para facilitar que otro tenga conocimiento aproximado del nivel de idioma que eres capaz de manejar. Su utilidad, de cara a buscar un trabajo o una beca, es la de ser potencialmente seleccionado. Si todo va bien, luego habrá que hacer alguna entrevista y si todo sigue bien (ojalá sea el caso) habrá que trabajar y rendir en el idioma en concreto, lo que implica tener conversaciones, escribir informes, investigar, solucionar problemas más o menos críticos en función de vuestro nivel de responsabilidad. Y eso implica manejar el idioma de verdad. Es decir, aprendedlo bien. Mi recomendación será siempre que, en la medida de lo posible, tengáis experiencias en el extranjero. Siempre aprenderéis mucho mejor y saldrá seguramente más económico que estar invirtiendo años en aprenderlo en academias o profesores particulares.

Primeros pasos: ¿Cómo hacer la vida fácil a tu futuro empleador?
Escribir el curriculum vitae (CV) es sin duda una de las primeras cosas que tendréis que hacer. Y aviso que es más complejo de lo que puede parecer. Nunca se me olvidará lo que me dijo alguien que considero muy sabio, con muchos años de experiencia como alto cargo en la industria farmacéutica, cuando le presenté mi CV: «No entiendo como un premio nobel es capaz de escribir su CV en una hoja por una cara y tú, que acabas de empezar, me sueltas 3 páginas...». Supongo que exageraba, pero no le faltaba la razón. No voy a daros instrucciones sobre cómo hacer un CV porque lo más probable es que me equivoque y porque, en realidad, salvo algunas cosas muy básicas (no extenderse más de una página, página y media, tener un presentación limpia y que sea específica al puesto que se aplica), es algo bastante personal. Lo que sí es cierto es que tiene que servir para llamar la atención. ¡Hacédselo fácil a vuestro futuro empleador!
Hay infinidad de empleos que posiblemente desconozcas en qué consisten exactamente, en especial si son de áreas distintas a la que estás familiarizado. Puedes decir «fff, este trabajo no es para mí ni de coña». Y puede que no te equivoques, ya sea porque ese puesto tiene requisitos o un perfil muy avanzado y que no sea el momento, ya sea porque no te guste. Pero si interesa, hay que pensar: «¿Cómo se lo puedo poner fácil a los de Recursos Humanos y conseguir que se interesen por mí?». El está buscando alguien con ciertos conocimientos y habilidades determinados para un puesto. Y, por lo tanto, se puede dar la situación de verle delante de un CV pensando cosas tipo: «Es interesante esto que ha hecho este chico... nos puede servir para este puesto porque destaca en esta determinada competencia (conocimiento/habilidad/actitud)».
El objetivo primero es que sea capaz de detenerse al leer tu CV.

Competencias. ¿Qué soy capaz de hacer y cómo te lo demuestro?
Es importante a la hora de elaborar un CV no dedicarse solo a redactar todos la formación y experiencia profesional que tenéis en 3 o 4 folios. Muchas organizaciones trabajan actualmente por gestión de competencias a nivel de recursos humanos, evaluando a los profesionales en plantilla estas competencias con cierta periodicidad o utilizando los mapas de competencias de un determinado puesto de trabajo para identificar los perfiles que más se ajusten de todas las candidaturas en el caso de que haya una plaza disponible. Analizar las competencias profesionales que uno posee puede suponer una ruptura en la forma de darse a conocer, te permite abrir el espectro de oportunidades en tanto que se facilita la labor de los responsables de selección. Pero, ¿qué es exactamente una competencia?
El concepto de competencia profesional en el contexto de un farmacéutico con actividad sanitaria se puede definir como la aptitud del profesional sanitario para integrar y aplicar los conocimientos, habilidades y actitudes asociados a las buenas prácticas de su profesión, para resolver los problemas que se le plantean. Se basa, por lo tanto, en tres pilares: habilidades (conjunto de habilidades requeridas para realizar una determinada actividad o saber hacer), conocimientos (conjunto de conocimientos necesarios para su desarrollo [«saber»]). y actitud (orientada a su realización y la obtención de un resultado eficiente [«querer hacer» y «hacer eficientemente»]). Ejemplo de estas competencias puede ser Capacidad para la toma de decisiones, orientación a resultados, gestión del estrés, orientación a servicios y al cliente, etc. Son perfectamente complementarios a las competencias académicas o incluso una continuación de acuerdo con las competencias del grado de farmacia de la Universidad de Granada: «Reconocer las propias limitaciones y la necesidad de mantener y actualizar la competencia profesional, prestando especial importancia al autoaprendizaje de nuevos conocimientos basándose en la evidencia científica disponible».
A la hora de utilizar las competencias que tenéis desarrolladas como fruto de vuestra experiencia académica o profesional previa, es importante que podáis argumentar por qué creéis realmente que la poséis y poder defenderlo en una entrevista de trabajo. Describir vuestras competencias va a facilitar, por lo tanto, el trabajo de vuestro futuro empleador y, lo que es más importante, os va a permitir conocer vuestras fortalezas y debilidades en un ejercicio de autoevaluación. Además, ellos podrán conocer qué competencias son claves y cuáles podrías desarrollar en el seno de la organización. Es, pues, una herramienta de mejora con una utilidad muy práctica para los que realicen una búsqueda activa de empleo a cierto nivel. Hay algunas herramientas online, como la de las cámaras de Comercio, que te ayudan a definir tus competencias e incluso a realizar una autoevaluación. 

Si lo utilizáis a nivel curricular, no olvidéis que cada competencia descrita debe ir acompañada de una breve, muy breve, descripción de por qué tenéis dicha competencia. También es necesario que estén adaptados al puesto al que se aplica y, si no se conoce el puesto, observar la empresa y qué tipo de perfiles y actividades desarrolla.

Logros
Los logros permiten poner en valor vuestro perfil respecto a otros. Pueden ser la obtención de una beca de reconocido prestigio, la obtención de un premio por un trabajo científico, o haber logrado con éxito algún aspecto relevante de tu actividad profesional. Ojo con este apartado y la atribución de las cosas que se han conseguido. Rara vez algo importante se logra completamente solo. Por ello, no dudéis en utilizar acepciones como «he contribuido» o «he colaborado» cuando se habla de logros en el marco de un proyecto.

Uso de las redes sociales
Las redes sociales del ámbito laboral son una muy buena herramienta para mantenerte activo en la búsqueda de una oportunidad laboral. Permiten contactar con profesionales con las mismas inquietudes en tu sector y también permite ver como ha sido su trayectoria. LinkedIn es la red social de este ámbito por excelencia. Tened cuidado también con el numero de invitaciones, ya que, según tengo entendido, los contactos que se pueden realizar son limitados. Mantened actualizado vuestro perfil, elegid el idioma según vuestro scope de búsqueda (preferiblemente en inglés si os planteáis buscar oportunidades fuera) y elegid con criterio los grupos que os puedan interesar, ya que muchas veces se ofrecen empleos a través de los mismos. Es importante también mostraros activos, en la medida que vuestro tiempo os lo permita, escribiendo en grupos y redirigiendo links de vuestro interés.

El salario no es lo prioritario
Seguro que habrá algún jefe frotándose las manos con esta frase, y algún otro tirándose del pelo por lo mismo, pero lo cierto es que, en el comienzo de una carrera profesional, el salario no debería ser lo prioritario. En muchas ocasiones, la experiencia adquirida y el valor curricular que esta proporciona compensa el bajo salario que se percibe. Eso sí, hay que estrujar la oportunidad, ir a comerse el mundo y demostrar que toda actividad nueva que se proponga es un nuevo reto que estás deseando abordar y que eres muy capaz de resolverlo. Otro asunto es que la experiencia no te merezca la pena y que surja algo mejor.

Conclusiones
Sobre todo ánimo, luchad y no bajéis nunca la guardia. No tengáis miedo, indagad. Plantearse escenarios nuevos puede dar vértigo, pero también puede ser el inicio de una experiencia que te pueda cambiar la vida. Espero que os pueda servir de algo y ¡mucha suerte!