• Home

  • José María Fernández Nieto

Señoras y señores, hoy, con nosotros, presidiendo esta tertulia, el amigo José María Fernández Nieto. Farmacéutico y poeta, acaba de recibir un galardón de excelencia, el Premio de las Letras de Castilla y León, tierra de escritores, de poetas como Antonio Colinas y novelistas como Luis Mateo Díez, anteriores ganadores del mismo premio. 

Amigo desde hace tanto, de cuando los dinosaurios se paseaban por la Gran Vía, de cuando se fundó Aefla (Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes), acto en el que le conocí, él de los veteranos con libros a la espalda y servidor cuasi inédito y recién llegado. Creo que somos los únicos supervivientes de aquella reunión en el Consejo. Al día siguiente leí su poemario La Trébede y su sensibilidad terminó de anudar ese lazo amistoso que no desatan el tiempo ni la ausencia. Castilla profunda de Mazariegos de Campos, su lugar natal, tierra de campos y campos góticos en donde la trébede es tanto habitación calentada por hipocausto como aro de tres pies para poner vasijas al fuego. Merecido premio en donde la constancia ha sido mérito sustancial, a veces resistir sí es vencer, Un hombre llamado José, La claridad compartida, La nieve, Palencia verso a verso. En la calle Mayor de Palencia tiene botica y de su rebotica nacieron en los difíciles años cincuenta la revista Nubis y la colección de poesía Rocamador. Sucedió a Federico Muelas en la presidencia de Aefla, y también católico de pies a cabeza tan bien se le escaparon los villancicos. Fragmento muestra de su Villancico del sanitario:

«Ni con paracetamol/doctor, ni con aspirina/ni con amoxicilina/ni con fricciones de alcohol/¡No hay ninguna medicina!/Sólo hay para su dolor/comprimidos de ternura/y cápsulas de fervor/¡Que este dolor no se cura/más que con curas de amor».

Me gusta de esta tierra lo mucho que suenan las pisadas, me dijo junto a valiosos consejos el día que supo me disponía a recorrer a pie el Canal de Castilla. Lo del paisaje se conquista con la suela de los zapatos es de Steinbeck. Éramos más jóvenes. Me emocionó su poemario Sí, afirmación categórica de los valores que aún le sostenían en pie, ya en el 2007, cuando la maculitis le arrebató el supremo placer de la lectura. Fragmento de su poema en prosa Más allá de mí:

«Imagínate que te han dicho que sí, que al final de la calle encontrarás la plaza con un jardín en medio y una fuente y un niño que está jugando a ser mayor, y llegas y no hay jardín ni plaza, ni fuente, y solamente encuentras a un niño que eres tú, que eras entonces, hasta que el tiempo, atleta de la fugacidad, se puso a andar, cada vez más deprisa, hasta emprender una carrera loca, quizá hacia ningún sitio o acaso hacia la nieve».

Ese Sí, titulo del libro, es la rotunda afirmación de su poesía y humanidad. Sí a la tierra, al campo y la ciudad, sí al hombre, a todos los hombres con nombres, apellidos y problemas, sí a la dignidad y el trabajo, a todo lo noble de la amistad, al amor, y sí, siempre, a Dios. Nuestro amigo José María ha recibido muchos premios a lo largo de su fecunda vida (también muchos disgustos), pero es ahora, con el de las Letras de Castilla y León, cuando la sociedad le sitúa en su justo mérito literario. Es un honor tenerle hoy aquí, en esta tertulia de rebotica, y para él pido más que aplausos el más fuerte de nuestros afectos y nuestra entusiasta enhorabuena.

«Nada es inútil... nada estéril. Todo es materia de haber sido. Y es más fecundo lo que más nos duele».

«Supongamos: la historia empezó un jueves.»

Destacados

Lo más leído