Las farmacias se enfrentan a una situación hasta ahora desconocida –la amenaza del cierre–, por lo que empiezan a aparecer propuestas de nuevas fórmulas de retribución y el futuro de la distribución tradicional parece apuntar hacia la concentración. Y la industria, la omnipotente industria, también ha tenido que inclinarse ante la fuerza arrolladora de la crisis. Las últimas noticias no son nada alentadoras: Roche, Sanofi Aventis, Uriach, Abbott y Bayer, entre otros laboratorios, se han visto ante la amarga tesitura de reducir plantillas. ¿Cuántos más estarán planteándose lo mismo? Y, mientras, algunas autonomías toman la iniciativa y buscan nuevas fórmulas para disminuir los gastos. Ahí están el Servicio Andaluz de Salud, que plantea la posibilidad de hacer subastas públicas de fármacos, y Galicia, donde se habla de impulsar un catálogo propio de medicamentos subvencionados por el Sergas.
A todo esto hay que añadir que el sector está a la espera de la entrada en vigor de la nueva orden de precios de referencia, que volverá a incidir sobre las cuentas de resultados de los tres eslabones de la cadena.
Pintan bastos, está claro, y aunque ante un panorama como éste las microeconomías tienen poco margen de maniobra, les sugerimos a nuestros lectores –la mayoría farmacéuticos con oficina de farmacia– que hagan los deberes cuanto antes y tomen alguna medida para encarar el nuevo año con ciertas garantías. 2011 no será un año próspero ni milagroso y por ello mismo es conveniente que nos pille a todos preparados.
Quedarse quietos y esperar que el status que conocimos regrese es un error. Nos guste o no, el sector nunca volverá a ser el mismo. Aunque volveremos a vivir tiempos más tranquilos, seguro que serán diferentes.
Por ello, a pesar de todo lo dicho, a pesar, incluso, del título de este editorial, les deseamos una ¡Feliz Navidad!