Las farmacias podrán vender sin necesidad de una prescripción médica el autotest de detección del VIH. El motivo principal de esta decisión impulsada por el Ministerio de Sanidad es favorecer la detección de casos de infección en la fase prematura, sobre todo en colectivos que mantienen relaciones sexuales de riesgo.
En estos momentos, la prueba puede realizarse en algunas ONG, en centros de ITS, en oficinas de farmacia de las comunidades autónomas que lo han acordado y en diversas organizaciones juveniles, lo que cumple con los requisitos necesarios para conseguir el objetivo deseado, que no es otro que aumentar la tasa de diagnóstico precoz. Los estudios existentes estiman que el 25% de las personas infectadas no saben que lo están, por lo que tienen muchas posibilidades de ser diagnosticadas tardíamente con consecuencias muy negativas para su salud y para la prevención de contagios. La incorporación del autotest como una herramienta más, encaminada a la consecución de este objetivo, se ha consolidado en algunos países con resultados positivos. Ahora lo intentará en España.
Cualquier herramienta que nos acerque al objetivo de la detección precoz debe ser, sin duda alguna, bienvenida, pero esta decisión requiere una reflexión adicional en lo que concierne a la actitud del sector de las oficinas de farmacia.
La incorporación de este nuevo producto al catálogo de los que pueden venderse en las farmacias sin prescripción médica no debería, en ningún caso, ir acompañada de un desinterés por aumentar el papel sanitario que las farmacias tienen en el campo de la detección precoz, y que en el de la infección por VIH tan buenos resultados está consiguiendo. En este caso, más que nunca, es apropiado reincidir en el famoso «además de» que algunos tan a menudo están acostumbrados a utilizar.