La edición de Infarma que tendrá lugar los días 5, 6 y 7 de marzo será la primera que se celebre en Barcelona después del acuerdo sellado entre los colegios de farmacéuticos de Madrid y de Barcelona, y tendrá el reto de mantener el éxito de la primera edición madrileña de Infarma, del que nos hicimos eco en las páginas de nuestra revista, y de superar airosamente el trance de una crisis profunda que está castigando con dureza a las empresas, que a fin de cuentas son las que deberán llenar los pabellones de la feria.
Unas empresas que deberían asumir que en los momentos difíciles en los que vivimos es importante continuar teniendo presencia en una feria capaz de captar la atención de muchos farmacéuticos que mantienen la ilusión por su profesión y la voluntad de continuar buscando fórmulas para que sus negocios puedan crecer.
La primera semana de marzo será un buen momento para poder comprobar el resultado del estudio «El futuro de la farmacia», un proceso iniciado en Infarma 2012 y que, por primera vez de abajo a arriba, pretende recoger lo que de verdad piensa y cree el sector de las oficinas de farmacia y que deberá aportar la materia necesaria para que un proyecto para el futuro realmente cristalice.
Después de leer el programa del Congreso estamos seguros de que Infarma 2013 volverá a ser un fiel reflejo de un modelo de farmacia que compagina en un mismo establecimiento los servicios basados en el conocimiento de un profesional sanitario con la oferta comercial de productos ligados de alguna forma con la salud y el bienestar de los clientes. Un modelo que está socialmente aceptado, que ofrece diversidad de posibilidades de crecimiento, que permite aportar al sector recursos independientes de los presupuestos públicos y que define la farmacia como un espacio adecuado para que el autocuidado de la salud pueda ser asesorado adecuadamente. Pero el sector de las oficinas de farmacia deberá determinar lo esencial, lo que le diferencia de los otros, lo que aporta más valor diferencial de todo lo que es capaz de hacer, para allí, centrar sus esfuerzos. En cualquier caso no debería traspasar nunca la línea roja que representaría no basar su razón de ser en el conocimiento y las habilidades del profesional farmacéutico, ya que correría el riesgo de diluirse en un mercado global en el que la oferta va a llegar al consumidor de maneras que aún ni imaginamos.
Desde El Farmacéutico deseamos mucha suerte a los organizadores de lo que es, por méritos propios, el gran evento de la farmacia en nuestro país y confiamos en que la respuesta del sector así lo confirme.