La intención de esos expertos es clara: evitar los tropiezos para dar el siguiente paso. Para poder seguir ese consejo es preciso enfocar bien el primer plano, y aunque es cierto que ese método garantiza lograr el objetivo buscado, no es menos cierto que si lo seguimos a pies juntillas a menudo nos olvidamos de que también es preciso levantar la vista para poder ver lo que nos espera más allá de la primera curva.
El camino por el que transita el sector de las oficinas de farmacia está sembrado de pedruscos y de socavones, una situación que aconseja seguir las indicaciones de esos expertos con experiencia. Los impagos, la disminución sostenida del precio de los medicamentos y el estancamiento del consumo provocado por la crisis económica son los principales accidentes que las farmacias deben intentar sortear en su día a día, ésas son sus principales preocupaciones, por lo que un gran porcentaje de sus energías las están dedicando a poder superarlos. Es una ardua labor, merecedora de elogios y de admiración, pero no deberían olvidar, aunque requiera un sobreesfuerzo, que más allá de superar la inmediatez de ese día a día tienen el reto de acertar la dirección del camino a seguir. Para conseguir ese objetivo es imprescindible levantar la vista y además intentar descifrar todos los indicios que van apareciendo por el horizonte.
Es un falso debate el que pretende aportar razones por las que decidir entre el primer plano y el plano general. Un dilema parecido al que se plantea a un niño cuando le proponen escoger entre su madre y su padre. Los dos son igual de importantes aunque a veces parece que sólo preocupe el primero.
El mundo del retail, no es un sacrilegio analizar también la actividad económica de las farmacias desde ese prisma, está sufriendo una convulsión de dimensiones catastróficas, pero además el mundo del sector sanitario también se está transformando a marchas forzadas. En este contexto es un error, a menudo disfrazado de instinto de supervivencia, no ampliar el campo de visión. Un error más grande si cabe, porque en este caso no hay nadie que le ponga antiparras al sector.
Antiparras
Es una costumbre muy habitual de los que atesoran experiencia, muy útil por otra parte, aconsejar la conveniencia de mirar por donde se pisa.