En la actualidad estamos inmersos, además, en una revolución en las bases más profundas de la comunicación y en los mecanismos de transmisión de noticias y de contenidos. Nada va a ser como lo fue hace 35 años. Ya no lo es ahora. Pocos valores van a permanecer sólidos después de estos cambios. Pero estos valores existen.
Con demasiada frecuencia y ligereza se apela a los valores. Es una elegante manera de escabullir el bulto, pero la historia de esta casa los avala. Tan sólo es preciso tener ganas de leer las miles de páginas publicadas para comprobar que, independientemente de la coyuntura de cada momento, existe una línea trazada a la que se ha querido y se quiere mantenerse fiel.
La revista El Farmacéutico y el grupo Mayo, al que pertenece, no tienen vocación de transformarse en un fósil que sólo sirva de recuerdo de tiempos pasados. Van a continuar su trayectoria –adaptándose a los nuevos tiempos–, basada en ofrecer contenidos propios, en buscar colaboraciones de calidad contrastada, en abrir la puerta a la opinión y al debate y en su voluntad de llegar a todas las farmacias aportando este carácter independiente y de calidad. Estamos convencidos de que este papel es el que sabemos hacer, y mantenemos la voluntad de continuar ejerciéndolo. Gracias por estar con nosotros todos estos años y en todos estos números.