Probióticos: usos y recomendación

La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan nuestro organismo, concentrándose en diferentes partes del mismo como la superficie y las capas profundas de la piel, la boca, el tracto digestivo o la vagina, entre otras.

 

La microbiota que puebla el tracto digestivo conforma una biomasa considerable, que pesa de 1 a 2 kg y varía en carga y composición (las cepas cambian de una localización a otra) a lo largo del tubo digestivo. Así, el estómago alberga muy pocas bacterias endógenas debido a su acidez, y el intestino delgado, el duodeno y el yeyuno también son bastante pobres en bacterias respecto al íleon terminal y al colon, donde se concentra la mayor carga bacteriana. La composición de la microbiota intestinal es única para cada individuo.

En conjunto, la microbiota intestinal tiene importantes funciones en el organismo y su buen estado depende en gran parte de nuestros hábitos alimentarios, ya que las bacterias que la conforman se alimentan de nuestros residuos alimenticios y de las secreciones y descamaciones de nuestros tejidos.

Disbiosis

Se conoce como disbiosis intestinal el desequilibrio de la microbiota (cambios cualitativos o cuantitativos), los cambios en su actividad metabólica y en su distribución a lo largo del intestino.

Las causas del desequilibrio pueden ser varias:

  • Alimentarias: alto consumo de proteínas de origen animal y/o de azúcares simples de absorción rápida, abuso de alcohol, consumo deficitario de fibra, etc.
  • Ciertos medicamentos: el tratamiento con antibióticos, corticoides, hormonas sexuales de síntesis y otros agrede la microbiota.
  • Estrés crónico: por exceso de producción de cortisol.
  • Patologías digestivas: alteraciones del sistema hepático intestinal, inflamación intestinal, diarreas, etc.
  • Sedentarismo: la falta de ejercicio influye negativamente en la salud del intestino.

La microbiota intestinal tiene importantes funciones en el organismo y su buen estado depende en gran parte de nuestros hábitos alimentarios 

 

Síntomas

La disbiosis ocasiona desde malestar intestinal (hinchazón abdominal, malas digestiones, estreñimiento) hasta enfermedades inflamatorias intestinales más serias, como colon irritable y otros trastornos que aparentemente nada tienen que ver con el intestino.

Alteraciones en la microbiota de otros órganos también son causa de problemas en los mismos. Así, la disbiosis en la microbiota de la piel se ha relacionado con alteraciones cutáneas (acné, psoriasis, dermatitis, etc.), y un desequilibrio en la microbiota vaginal abre el paso a infecciones bacterianas o fúngicas.

Algunas definiciones

Probióticos

Los probióticos fueron definidos en 2002 por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como «microorganismos vivos que cuando se administran en las cantidades adecuadas confieren un beneficio para la salud del huésped»1. Sin embargo, para que un microorganismo pueda considerarse probiótico debe ser un organismo vivo, tener un origen conocido, ser inocuo y estar taxonómicamente bien definido (especificando especie, género y cepa), entre otras condiciones que se recogen en la Tabla 1.

 

Los probióticos suelen ser bacterias ácido-lácticas aisladas del tracto gastrointestinal (GI) humano, material vegetal o alimentos. Las bacterias se usan en productos lácteos fermentados, complementos alimenticios o medicamentos, para apoyar distintas funciones del organismo. Además, no todos los probióticos tienen las mismas propiedades beneficiosas, y cuando se atribuye un efecto beneficioso a una cepa, este no se puede extrapolar a otras cepas de la misma especie. Los estudios clínicos realizados con diferentes cepas y combinaciones muestran que no solo hay que tener en cuenta la especificidad de la cepa o la localización del problema; también son importantes la dosis, la duración del tratamiento y el modo de administración.

Las principales funciones de los probióticos son: protectora, metabólico-nutritiva, inmunomoduladora y trófica.

Los probióticos pertenecen generalmente a los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, pero también incluyen especies de Enterococcus y Streptococcus, que son bacterias ácido-lácticas (BAL), y la levadura Saccharomyces cerevisiae var. boulardii. Las BAL forman el grupo más grande de probióticos, probablemente por su largo uso histórico como cultivos de productos lácteos. Se utilizan bacterias grampositivas, no formadoras de esporas, anaerobias y que producen ácido láctico como el principal producto final durante la fermentación de los carbohidratos. Saccharomyces cerevisiae var. Boulardii es una levadura que tiene la capacidad de generar una relación simbiótica entre el huésped y su microbiota intestinal.

 

No todos los probióticos tienen las mismas propiedades beneficiosas, y cuando se atribuye un efecto beneficioso a una cepa, este no se puede extrapolar a otras cepas de la misma especie

 

Prebióticos 

Los prebióticos son alimentos funcionales, definidos como «ingredientes no digeribles que afectan beneficiosamente al huésped mediante la estimulación selectiva del crecimiento y/o la actividad de una o un número limitado de especies bacterianas que ya residen en el colon»5. Su ingesta puede modular significativamente la microbiota del colon. Los más utilizados son los fructooligosacáridos (FOS), la inulina y los galactooligosacáridos (GOS). Asociados a los probióticos constituyen los simbióticos.

Usos más frecuentes de los probióticos

La toma de probióticos se indica para prevenir y restablecer el equilibrio de la flora intestinal. Por lo tanto, estarán recomendados cuando se presentan situaciones en que la microbiota (flora bacteriana) sufre alteraciones o riesgo de ser alterada, y en aquellos casos en que se presentan síntomas relacionables con una disbiosis.

Los usos más frecuentes y conocidos, avalados por estudios al respecto, son los relacionados con los trastornos del tracto digestivo (diarrea, estreñimiento, síndrome del intestino irritable, Helicobacter pylori), intolerancias o alergias alimentarias, refuerzo del sistema inmunitario, y prevención y tratamiento coadyuvante de infecciones vaginales. Sin embargo, hay otras condiciones en las que los estudios apuntan a que ciertas cepas probióticas pueden ser beneficiosas. Está demostrada la existencia de una relación bidireccional intestino-piel, regulada por componentes inmunológicos6,7, y existe cierta evidencia de su posible beneficio en trastornos dermatológicos como psoriasis8, dermatitis atópica9 o acné10.

Los usos más frecuentes y conocidos, avalados por estudios al respecto, son los relacionados con los trastornos del tracto digestivo, intolerancias o alergias alimentarias, refuerzo del sistema inmunitario, y prevención y tratamiento coadyuvante de infecciones vaginales

 

Asimismo, está bien establecida la relación entre la microbiota y el cerebro. El llamado eje intestinocerebro está formado por la microbiota, el sistema nervioso entérico, el sistema nervioso autónomo, el sistema neuroendocrino, el sistema neuroinmune y el sistema nervioso central. De hecho, el intestino produce el 90 % de la serotonina (5-HT) y esta se ve regulada por la microbiota debido a que actúa sobre los niveles de los precursores serotoninérgicos y del transportador de 5-HT, que participan en la activación y la modulación de la serotonina central11. Una investigación reciente ha relacionado los trastornos psiquiátricos como la depresión con cambios en el microbioma del tracto GI12.

 

La toma de probióticos se indica para prevenir y restablecer el equilibrio de la flora intestinal. Por lo tanto, estarán recomendados cuando se presentan situaciones en que la microbiota sufre alteraciones o riesgo de ser alterada, y en aquellos casos en que se muestran síntomas relacionables con una disbiosis

 

En la Tabla 2 se relacionan aquellas situaciones cuya consulta es más habitual en la farmacia y en que la suplementación con probióticos es útil, así como las cepas que en cada caso han mostrado, solas o en combinaciones, su eficacia. La recomendación de probióticos siempre debe acompañarse de las correspondientes recomendaciones sobre alimentación y estilo de vida. 

 
 

 

Bibliografía

1. Joint FAO/WHO Working Group Report on Drafting Guidelines for the Evaluation of Probiotics in Food London. Ontario, Canadá, 30 de abril y 1 de mayo de 2002.

2. Kesen MA, Aiyegoro OA. Beneficial characteristics and evaluation criteria of probiotics. Int J Food Biosci. 2018; 1(1): 19-26.

3. Bujalance Martínez-Cañavate M.a C. Modificación de la respuesta biológica por microorganismos probióticos en modelos animales inmunocompetentes e inmunocomprometidos. Tesis doctoral. Granada: Editorial de la Universidad de Granada; 2006. Disponible en: https://digibug.ugr.es/handle/10481/1058 (citado el 18 de abril de 2023).

4. Sánchez MT, Ruiz MA, Morales ME. Microorganismos probióticos y salud. Ars Pharm [Internet]. 2015 [citado 2023 Abr 19]; 56(1): 45-59. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S2340-98942015000100007&lng=es. https://dx.doi. org/10.4321/S2340-98942015000100007

5. Gibson GR, Roberfroid MB. Dietary modulation of the human colonic microbiota: introducing the concept of prebiotics. J Nutr. 1995; 125(6): 1401-1412. doi: 10.1093/jn/125.6.1401. PMID: 7782892.

6. De Pessemier B, Grine L, Debaere M, Maes A, Paetzold B, Callawaert C. Gut–skin axis: current knowledge of the interrelationship between microbial dysbiosis and skin conditions. Microorganisms. 2021; 9(2): 353. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/ PMC7916842/

7. Ellis SR, Nguyen M, Vaughn AR, Notay M, Burney WA, Sandhu S, et al. The skin and gut microbiome and its role in common dermatologic conditions. Microorganisms. 2019; 7(1): 550. Disponible en: https:// www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6920876/

8. Thye AYK, Bah YR, Law JWF, Tan LTH, He YW, Wong SH, et al. Gut–skin axis: unravelling the connection between the gut microbiome and psoriasis. Biomedicines. 2022; 10(5): 1037. Disponible en: https://www. ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9138548/

9. Fang Z, Li L, Zhang H, Zhao J, Lu W, Chen W. Gut microbiota, probiotics, and their interactions in prevention and treatment of atopic dermatitis: a review. Front Immunol. 2021; 12: 720393. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/ PMC8317022/

10. Chávez López ZD. Probióticos orales y tópicos como tratamiento en el acné. Medscape (ed. esp.). Internet Brand Icns. El Segundo USA. 2023. Fecha de acceso 18 de abril de 2023. Disponible en: https://espanol. medscape.com/verarticulo/5910612

11. Gómez-Eguílaz M, Ramón-Trapero JL, Pérez-Martínez L, Blanco JR. El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones. Rev Neurol. 2019; 68(3): 111-117. doi: 10.33588/rn.6803.2018223.

12. Wallace CJK, Milev RV. The efficacy, safety, and tolerability of probiotics on depression: clinical results from an open-label pilot study. Front Psychiatry. 2021; 12: 618279. doi: 10.3389/fpsyt.2021.618279. PMID: 33658952; PMCID: PMC7917127.

13. Drouault-Holowacz S, Bieuvelet S, Burckel A, Cazaubiel M, Dray X, Marteau P. A double blind randomized controlled trial of a probiotic combination in 100 patients with irritable bowel syndrome. Gastroenterol Clin Biol. 2008; 32(2): 147-152. doi: 10.1016/j. gcb.2007.06.001. Epub 2008 Mar 4. PMID: 18387426.