Los resfriados constituyen un tipo de consulta en la oficina de farmacia que es susceptible de atención individualizada y de venta cruzada. En este caso, la venta cruzada consistirá en ofrecer al paciente, además del tratamiento más indicado, aquellos productos que le permitirán atender las medidas higiénicas y dietéticas necesarias que le ayudarán a pasar el resfriado con mayor calidad de vida y menos molestias, y en evitar, en la medida de lo posible, que lo transmita a los que le rodean. A la postre, la satisfacción del paciente redunda en su fidelización al sentirse especialmente atendido.
Para abordar este tema es necesario tener presente que el tratamiento del resfriado es sintomático, por lo que se debe atender a los síntomas que el paciente presente. A veces podremos recurrir a productos compuestos que integran diversos medicamentos para paliar distintos síntomas; sin embargo, no siempre un producto compuesto será el más adecuado, ya que algunos de ellos contienen sustancias que pueden interaccionar con otras medicaciones, tener contraindicaciones o requerir precauciones especiales, como sucede con ciertos productos que contienen simpaticomiméticos, AINE u otros.
Recordemos que los síntomas más comunes del resfriado son: secreción y obstrucción nasal, estornudos, irritación o dolor de garganta, tos, malestar general, dolor de cabeza y, raramente, febrícula. Los distintos síntomas y los medicamentos que los tratan se relacionan en la tabla 1.
También es importante recordar los tratamientos coadyuvantes y las medidas higiénicas y dietéticas que se indican en la tabla 2.
Resfriado
Ante cualquier consulta por resfriado, en primer lugar se deben realizar las preguntas necesarias para descartar cualquier motivo de derivación al médico:
• Edad (bebés y ancianos)
• Estado general del paciente (enfermedad crónica pulmonar o cardiopatía, personas que hayan precisado hospitalización por enfermedades metabólicas crónicas, insuficiencia renal, hemoglobinopatías o inmunosupresión, desnutrición, sida, etc.)
• Sospecha de sinusitis o complicaciones bacterianas, etc.
Una vez comprobado que se puede dar el oportuno tratamiento, se preguntará al paciente cuáles son los síntomas que padece, para ofrecer el tratamiento más adecuado en función de los mismos.
Paciente adulto que refiere malestar general (con o sin febrícula), rinorrea y tos ligada a la mucosidad
Se puede aconsejar un analgésico/antitérmico (paracetamol, ácido acetilsalicílico) para el malestar general. Para aliviar la rinorrea y la tos ligada a la mucosidad se puede ofrecer un antihistamínico, que reducirá el exceso de producción mucosa y la congestión nasal, y un mucolítico, que disminuirá la viscosidad de la secreción mucosa para facilitar su expulsión, lo que aliviará la tos ligada a la mucosidad. Existen medicamentos que combinan ambos. Asimismo, otras opciones las constituirán los medicamentos homeopáticos y los fitoterápicos que cubren los mismos síntomas.
Igualmente, se pueden aconsejar, como medida higiénica y coadyuvante, lavados nasales con agua de mar o suero fisiológico para limpiar y despejar las vías nasales, lo que contribuirá al alivio de la congestión. Si la congestión es muy acusada, se puede indicar un descongestivo nasal de uso tópico, ya sea un medicamento de indicación farmacéutica (simpaticomiméticos) o de tipo fitoterápico u homeopático.
Nos informaremos de si el paciente tiene también picor o irritación de garganta; en caso afirmativo y dependiendo de la intensidad del síntoma, se le pueden ofrecer, por ejemplo, caramelos balsámicos que estimulan la salivación y disminuyen la sequedad de la garganta aliviando la irritación y que, por su efecto balsámico, contribuirán a mantener la nariz descongestionada. Si existe dolor, se pueden aconsejar comprimidos o esprays con acción antiséptica y/o antiinflamatoria o a base de: propóleos, plantas demulcentes, aceites esenciales o medicamentos homeopáticos para esta indicación.
Se le recordarán las necesarias medidas higiénicas y se le informará de otros tratamientos coadyuvantes que pueden contribuir a un alivio más rápido, a mejorar la calidad de vida del paciente, y a evitar, en la medida de lo posible, el contagio a los que le rodean. Algunos ejemplos:
• Humidificación del ambiente (tabla 4). Hoy en día disponemos de humidificadores de pequeño tamaño (sobremesa) y que pueden producir solo vapor o a los que pueden añadirse aceites esenciales balsámicos, que despejan las vías respiratorias y tienen acción aseptizante del ambiente (por el efecto antimicrobiano de los aceites esenciales).
• Infusiones de plantas con acción balsámica sobre el tracto respiratorio, que además contribuyen a aumentar el consumo de líquidos.
• Toallitas o gel de alcohol para la limpieza de las manos cuando se está fuera de casa.
• Uso de pañuelos desechables.
• Y en el caso de madres que estén lactando, mascarillas para proteger al bebé del contagio durante la lactancia.
Otros posibles productos en venta cruzada serían barras labiales de acción regeneradora e hidratante si se observa que los labios están resecos y/o cortados, o cremas o pomadas regeneradoras si observamos que, debido a la mucosidad y al sonado, se han producido excoriaciones en las ventanas nasales y/o en el labio superior.
Ficha para el paciente