Con la «vuelta al cole», cada año aparecen de nuevo las infestaciones de los temidos piojos, exigiendo un combate permanente en el ámbito escolar y familiar que involucre tanto a escolares como a educadores y padres, para tratar de erradicar los brotes locales mediante medidas de control coordinadas.
La oficina de farmacia es el punto de venta por excelencia de productos pediculicidas, y el farmacéutico comunitario el asesor sanitario idóneo, que debe recomendar el producto más adecuado en cada caso para lograr la eliminación de esta parasitosis desde un consejo profesional y práctico. Desde la farmacia deben aportarse los consejos para su aplicación, así como dar a conocer los hábitos y prácticas que logren prevenir nuevas reinfestaciones.
Aún son muchos los padres que se sorprenden por la presencia de este parásito en la cabeza de sus hijos, pensando erróneamente en la falsa relación de la aparición de piojos con la falta de higiene. Los piojos, precisamente, prefieren el cabello limpio, sobre el que se adhieren mejor y son capaces de alcanzar antes el cuero cabelludo, donde logran alimentarse.
La pediculosis de la cabeza es una infestación producida por un ectoparásito conocido como piojo (Pediculus humanus capitis), que afecta al cuero cabelludo y al pelo humano. Este insecto hematófago sólo es capaz de infestar a los humanos, no a otros animales.
El síntoma más frecuente e incipiente que se presenta es el prurito en el cuero cabelludo y en las zonas cercanas a la nuca y coronilla. Estas molestias, no obstante, pueden presentarse en ocasiones hasta 4 a 6 semanas después de la infestación. El picor es producido por la saliva del piojo cuando ataca sobre el cuero cabelludo y se alimenta.
La principal complicación que puede surgir en la infestación son las heridas o lesiones producidas por el rascado; a veces pueden generarse pequeñas infecciones bacterianas, aunque el piojo no actúa como vector de ninguna infección.
La transmisión se produce principalmente por contacto directo de cabeza a cabeza, gracias a la habilidad del piojo para trasladarse por el cabello seco. Afecta en gran medida a niños en edades comprendidas entre los 3 y los 10 años, en los que el contagio se produce rápidamente, siendo su prevalencia de un 4-15% en el ámbito escolar, y manifestándose en mayor proporción en las niñas que en los niños.
El diagnóstico certero es la observación directa del diminuto piojo vivo, lo cual implica conocer no sólo su morfología, sino también la de sus liendres. Es importante que se diferencie de otros posibles insectos, de la pitiriasis seca, de la suciedad o de restos de productos, así como de costras o vainas de queratina retenidas en el cabello. Para ello debe examinarse el cuero cabelludo detenidamente, utilizando para el pelo una «lendrera».
El tratamiento de la pediculosis consiste en primer lugar en provocar la muerte de los piojos y liendres mediante productos pediculicidas que actúan frente al piojo adulto, y con menor eficacia frente a la liendre. Posteriormente, se retirarán de forma mecánica, con ayuda de una lendrera que permita dividir el pelo por zonas; esta «operación» debe llevarse a cabo sin descuidar el más mínimo espacio. Por último, se aplicarán medidas preventivas que eviten reinfestaciones.
Los pediculicidas pueden clasificarse en sustancias de acción química, que actúan intoxicando al parásito cuando se aplican, y sustancias de acción física, cuyo efecto es meramente externo, sin producir toxicidad ni irritación. Estas últimas resultan especialmente recomendables en personas con pieles sensibles.
Pediculicidas de acción química
Entre los pediculicidas de acción química se encuentran los siguientes:
- Piretrinas naturales: crisantemato.
- Piretrinas sintéticas: permetrina, fenotrina, bioaletrina.
- Organoclorados: lindano.
- Organofosforados: malatión.
Las piretrinas naturales se extraen de la flor de Chrysanthemum cinerariaefolium, son ovicidas y requieren repetición del tratamiento a los 10 días. En combinación con butóxido de piperonilo, puede aumentar su eficacia.
La permetrina es pediculicida y ovicida, y se recomienda aplicar 10 minutos sobre el cabello seco, repitiendo la aplicación a los 10-14 días.
El lindano requiere ciertas precauciones porque se absorbe a nivel sistémico y causa efectos secundarios en el sistema nervioso central. Está contraindicado en embarazadas y prematuros.
El malatión tiene una acción ovicida elevada, es inflamable y su ingestión provoca síndrome de estrés respiratorio. Está desaconsejado en niños menores de 6 años.
Los diferentes preparados comerciales engloban piretroides naturales, piretroides sintéticos, organoclorados, organofosforados, carbamatos y ácido acético, todos ellos en diferentes concentraciones. También existen preparados con distintas asociaciones de piretroides con otros pediculicidas.
Pediculicidas de acción física
Entre los pediculicidas de acción física, se encuentran los siguientes:
- Dimeticona.
- Aceites esenciales.
La dimeticona actúa recubriendo al insecto y provocando su asfixia, y por tanto carece de toxicidad e irritabilidad y es idónea para pieles sensibles.
En cuanto a los aceites esenciales (como el del árbol de té, la lavanda, el geranio, el anís, etc.), el que parece dar mejores resultados es el árbol de té en tratamientos profilácticos.
En la farmacia existen diferentes fórmulas biocidas que incluyen lociones, espráis y champús mayoritariamente, y en menor proporción cremas.
Medidas preventivas
En ocasiones, tras la aplicación del tratamiento los piojos vuelven a aparecer, y es preciso valorar a qué puede ser debido para adoptar la solución. A veces, la aplicación no se ha realizado en suficiente cantidad o concentración (es habitual cuando se emplea en cabello mojado): en estos casos, debe repetirse la aplicación sobre el cabello seco, insistiendo en una correcta distribución del producto.
Es importante, del mismo modo, insistir de nuevo en el tratamiento a los 7-10 días, ya que es cuando nacen las ninfas (piojo recién salido del huevo) y el mejor momento para lograr una eliminación total del parásito en todas sus etapas.
Cuando el piojo aparece 10-12 días después, se trata de una reinfestación. En estos casos debe realizarse de nuevo el tratamiento, y, una vez aplicado, instaurar las medidas preventivas que eviten el contagio.
Aunque no es habitual, puede darse la posibilidad de una resistencia al tratamiento empleado; ante esta situación debe aconsejarse desde la farmacia un tratamiento alternativo.
Por último, y tras el uso del tratamiento idóneo, deben eliminarse los piojos muertos y sus liendres, empleando una lendrera y un acondicionador que ayude a disolver el cemento que une a la liendre al cabello, y que facilite el peinado.
Para evitar nuevos contagios, es fundamental dar a conocer las medidas preventivas necesarias:
- Llevar el pelo recogido.
- Evitar intercambiar artículos personales, como cepillos, gorros, toallas...
- Emplear productos repelentes de piojos en los entornos donde exista infestación.
- Inspeccionar periódicamente la cabeza y el pelo de los niños, para detectar si hay piojos.
- Utilizar un lavado de ropa a 60 ºC para conseguir eliminar las liendres que hayan podido quedar atrapadas en las prendas de vestir.
- Los utensilios como peines y cepillos pueden sumergirse en agua hirviendo para su limpieza.
- Las superficies donde haya estado la persona infestada deben aspirarse y limpiarse. Si el niño o la niña tienen muñecos o peluches, éstos pueden aislarse en una bolsa (transcurridas 24 h el piojo habrá muerto).
- Si un niño presenta pediculosis, la infestación debe comunicarse en el colegio y en los entornos que frecuenta, de modo que sea posible aplicar las medidas preventivas necesarias y evitar el posible contagio.
Con herramientas de intervención en centros escolares y medidas formativas, es posible lograr la erradicación o minimización de los brotes locales que se producen a lo largo de todo el año, especialmente al inicio del curso escolar.
Desde la farmacia comunitaria debemos contribuir a divulgar las medidas preventivas de la pediculosis, y evitar así los contagios. Para ello es preciso asesorar a la población, mediante la educación y la concienciación, en la importancia de erradicar los piojos, y ofrecer apoyo a las escuelas creando campañas que involucren a niños, padres y educadores, e implementando protocolos de actuación coordinada para lograr resultados satisfactorios.
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