Las patologías de la garganta suelen presentar cuadros leves que afectan a la faringe y a la laringe, pero tienen una alta importancia en la salud por su relación con el uso inadecuado de medicamentos, y en especial con el mal uso de los antibióticos, que, en realidad, sólo serían necesarios en contadas ocasiones.
La Organización Mundial de la Salud calcula que, ante cuadros leves, entre el 50 y el 60% de la población no recurre a los sistemas de salud y se automedica. Una inadecuada automedicación provoca un auténtico problema de salud pública mundial.
Etiología
Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), las patologías más comunes que afectan a la garganta son producidas por infecciones virales. También son frecuentes las infecciones bacterianas y las ocasionadas por procesos inflamatorios. Podemos decir, por tanto, que el origen puede ser infeccioso y no infeccioso.
Origen infeccioso
- Virus.
- Bacterias.
- Hongos, muy raramente, en pacientes inmunodeprimidos en tratamiento con antineoplásicos, trasplantados o enfermos de sida.
Origen no infeccioso
- Etiología alérgica.
- Etiología irritativa:
–La tos, el goteo retronasal o la sequedad de la mucosa, síntomas de otros procesos respiratorios, irritan la garganta.
–Elementos como el humo, el polvo, el tabaco, los picantes, el frío o los cambios bruscos de temperatura.
- Etiología traumática:
–El reflujo gastroesofágico que quema con su acidez.
–Tomar alimentos demasiado calientes o fríos.
–Cuerpos extraños.
–Profesiones que utilizan la voz como herramienta principal de su trabajo y en las que el mal uso o abuso produce alteraciones y daños en la laringe (pólipos y nódulos).
- Etiología iatrogénica: algunos medicamentos (corticoides, antihistamínicos, broncodilatadores, vasoconstrictores nasales, etc.) que producen sequedad en la garganta.
Faringitis y amigdalitis
Son afecciones de la faringe y su tejido linfoide que cursan de forma aguda o crónica. Según el área afectada, hablaremos de amigdalitis (suele ser más importante) o rinofaringitis, o si la afectación es difusa de faringitis o faringoamigdalitis.
Sabemos que el 80% de las faringitis son víricas (tanto en niños como en adultos), y que pueden predisponer a una sobreinfección bacteriana. Los rinovirus, coronavirus, adenovirus e influenzavirus que causan gripe y resfriado son los más frecuentes, pero otros, como los causantes de la mononucleosis infecciosa (virus de Epstein-Barr o citomegalovirus), la herpangina y la enfermedad mano-pie-boca (virus Coxsackie A) o la gingivitis herpética (virus del herpes) y los virus del sarampión, de la rubeola, de la parotiditis, etc., también afectan a la garganta.
Las afecciones bacterianas son causadas en su mayor parte por bacterias de la familia de los estreptococos, concretamente por Streptococcus betahemolítico del grupo A (Streptococcus pyogenes), que afecta a niños en edad escolar y a adolescentes. Otros gérmenes como Staphylococcus, Pneumococcus, Haemophilus, Escherichia coli, Neisseria gonorrhoeae o Pseudomonas son menos frecuentes.
Síntomas
En la infancia, los síntomas van ligados a la edad, distinguiéndose entre lactantes, niños en edad preescolar y niños en edad escolar (tabla 1). Los adultos padecen síntomas muy parecidos a los niños en edad escolar.
En los trastornos crónicos, los síntomas son sensación de sequedad, de estorbo o de flema, dolor punzante y necesidad de carraspear.
Diagnóstico
Por su gravedad, frecuencia y tratamiento, es interesante distinguir cuándo estamos ante una infección vírica o bacteriana. Distinguimos una faringitis vírica de una bacteriana en función de sus síntomas diferenciales (tabla 2).
¿Cuándo debemos remitir al paciente al médico?
- Si el paciente es <10 años.
- Si se trata de una paciente que está embarazada o en periodo de lactancia.
- Si padece alguna enfermedad crónica (diabetes, problemas cardiacos o renales), alguna alergia o está inmunodeprimido.
- Si toma otra medicación o está polimedicado.
- Si la fiebre es elevada, superior a 38 ºC.
- Si los ganglios linfáticos están inflamados.
- Si hay enrojecimiento y el dolor es intenso.
- Si los síntomas persisten más de 4-5 días.
- Si presenta erupciones o placas blanquecinas en la faringe.
- Si manifiesta dolor de oído o sinusitis.
Tratamiento
La mayoría de estos trastornos son causados por virus y no se curan con antibióticos. Por tanto, el tratamiento etiológico con antibióticos sólo debe usarse cuando el médico así lo decida.
Si no es necesario remitir al paciente al médico, se instaurará un tratamiento encaminado al alivio de los síntomas, lo que contribuirá a acortar el curso de la enfermedad, a evitar su diseminación y a prevenir las complicaciones.
Es necesario mantener un adecuado soporte hídrico y alimentario; principalmente en los niños, ya que se deshidratan con más facilidad. Mientras persista la inflamación, se recomienda:
- La ingesta de alimentos de consistencia blanda o pastosa.
- Aumentar el consumo de líquidos (tibios o fríos) exceptuando los zumos cítricos (son ácidos e irritantes).
- Evitar el tabaco, el alcohol y las comidas picantes, copiosas o muy calientes.
- Ventilar las habitaciones y evitar los cambios bruscos de temperatura ambiental.
- Los vahos y los humidificadores pueden aliviar irritaciones de la garganta ocasionadas por respirar aire muy seco.
Como medidas higiénicas para impedir el contagio se recomienda:
- El uso de pañuelos desechables.
- Proteger la boca y la nariz con pañuelos al toser o estornudar.
- Evitar frotarse los ojos.
- Lavarse las manos con frecuencia.
El tratamiento sintomático conlleva la administración de medicamentos con acción analgésica, antipirética y antiinflamatoria, y/o la administración local de antisépticos, antiinflamatorios, anestésicos y demulcentes.
Formas farmacéuticas de aplicación local
- Colutorios. Preparados constituidos por antisépticos de amplio espectro, inactivos frente a los virus, y que ejercen una acción local sobre las mucosas de la zona oral y de la garganta. No deben ser ingeridos, y conviene no tragar saliva durante algunos segundos.
-
Gargarismos. Líquidos de aplicación local destinados al lavado de la garganta y que no deben ingerirse. Es una aplicación interesante para infusiones de plantas con acción demulcente y antiinflamatoria.
(Nota: los gargarismos y los colutorios se pueden recomendar en diabéticos). - Aerosoles. Sistemas polidispersos con una fase interna líquida y una externa gaseosa. Son útiles en personas con dificultades para realizar enjuagues o gargarismos de forma adecuada.
- Comprimidos, pastillas y tabletas. Formas sólidas que ejercen una acción local al disgregarse lentamente en la boca. Esto provoca un exceso de saliva que suma, a la acción del medicamento, el poder antimicrobiano de la lisozima que contiene y el poder inmunitario de la IgA.
Antes de usar estos tratamientos, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Si el paciente es diabético, las pastillas no deben contener azúcar.
- Si es un niño menor de 30 meses, el mentol puede producir espasmos laríngeos.
- En el caso de niños menores de 5 años, se aconseja que las pastillas no sean grandes ni duras y que no contengan anestésicos locales, ya que existe riesgo de aspiración laríngea.
- Hay que tener cierta precaución con las pastillas edulcoradas con polioles (xilitol, sorbitol), ya que el uso excesivo puede causar diarrea.
Laringitis y otras afecciones de la laringe
La laringe es el órgano donde se produce la voz, y por tanto su inflamación, ya sea por infecciones o causas irritativas, provoca un estrechamiento que altera la respiración y la voz.
Las laringitis pueden ser agudas o crónicas. La más frecuente es la denominada laringitis aguda vírica (LAV), con mayor incidencia en niños de entre 3 meses y 3 años. La crónica es más propia de los adultos.
Esta mayor frecuencia en niños se debe a:
- La inmadurez inmunológica.
- Un diámetro de la laringe pequeño, con lo que la inflamación produce una mayor obstrucción.
- Una submucosa laríngea más laxa y que tiene un elevado contenido linfático, lo que favorece el edema, la hipersecreción y los espasmos.
La reacción de los niños ante la dificultad respiratoria provoca llanto y nerviosismo, lo que conlleva un aumento de la velocidad respiratoria y dificulta aún más la respiración.
Estas afecciones también pueden producirse por causas no infecciosas, como síntoma de una reacción anafiláctica, inhalación de vapores muy calientes, ácidos o bases volátiles (cloro, amoniaco), o por un esfuerzo vocal.
Síntomas
Los síntomas son muy característicos, tanto los respiratorios como los que inciden sobre el aparato fonador:
- Tos metálica (coloquialmente llamada «perruna»).
- Disfonía (ronquera) o afonía.
- Fatiga al hablar.
- Dolor en la garganta.
- Disnea que empeora durante la noche.
- Fiebre moderada en ocasiones.
- Malestar general, pérdida de apetito.
Tratamiento
En primer lugar, deben tenerse en cuenta una serie de medidas higiénico-sanitarias:
- No forzar la voz, evitando hablar o haciéndolo lo mínimo posible y en voz baja.
- Estimular la ingestión de líquidos, que ayudarán a fluidificar las secreciones.
- Utilizar humidificador y aspirador nasal o instilar agua de mar o suero fisiológico en las fosas nasales.
- Evitar factores irritantes, como el humo de tabaco.
- Evitar variaciones bruscas de temperatura.
- Ajustar la cama para que la cabeza quede ligeramente levantada.
- Tranquilizar al niño y mantener ambientes que favorezcan su relajación.
En cuanto al tratamiento farmacológico, será instaurado por el médico si se trata de una laringitis aguda, pues suele ser necesario el uso de corticoides sistémicos por vía oral, ya que los inhaladores son ineficaces debido a la obstrucción.
Siempre que exista una disfonía que se prolongue más de 2 semanas, es importante acudir al médico para que determine el origen, más allá del cuadro infeccioso. Dos de los problemas más comunes son los pólipos y los nódulos laríngeos.
La SEORL define los pólipos como «seudotumores benignos, similares a las ampollas, que aparecen tras un proceso inflamatorio». Pueden aparecer en una sola cuerda vocal o en las dos. Es más frecuente entre los 30 y los 50 años, indistintamente entre hombres o mujeres. Los síntomas son: dificultad al hablar, voz entrecortada, sequedad, afonía, molestias o dolor de garganta y, en ocasiones, sensación de cuerpo extraño.
Los nódulos son engrosamientos de la mucosa, parecidos a un callo. Suelen crecer de forma simétrica, uno en cada cuerda vocal. Se producen a causa de un abuso o un mal uso de la voz. Son más frecuentes en las mujeres entre los 20 y los 50 años. También aparecen en la infancia. Según la SEORL, entre un 37 y un 78% de las disfonías infantiles son atribuibles a nódulos vocales.
El tratamiento en ambos casos pasa por reposo vocal, logopedia y fonocirugía cuando sea necesario.
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