Volver de vacaciones es duro, pero aún peor es no tenerlas y aunque suene a topicazo, porque lo es, después de la universidad se valoran los veranos de más de tres semanas. Y eso que ahora con los nuevos planes de estudio las vacaciones universitarias no son lo que eran, aunque eso es una historia un poco viejoven¸ que tampoco les voy a contar hoy. Porque hoy, y gracias a que todavía me queda arena de playa en alguno de los bañadores que he usado en esta temporada estival, me apetece alargar el recuerdo. Ya les he dicho alguna vez que otra que el Erasmus es mucho más que una beca y entre las ventajas hoy vamos a hablar de los viajes; de los pequeños rincones que podrán visitar en los distintos destinos y que de otra forma seguramente no llegarían a conocer.
Génova y Cinque Terre
Evidentemente, lo que no me puedo olvidar es que ustedes se van a estudiar. Ese es el objetivo número uno, con todas sus magníficas derivadas, pero ese es el principal, de manera que combinaremos estudio y ocio, que hay tiempo pa’tó. Para todo y para (casi) todos, porque Génova, capital de la región de Liguria, que barre toda la costa desde Francia a la Toscana, por todo el mar de Liguria (obvio) se encuentra dentro del catálogo de las universidades Complutense, San Pablo CEU de Madrid, Granda, Sevilla y Valencia. Entre las grandes ventajas de la facultad de marras, es que es muy manejable, porque es una universidad pequeña, y hasta cierto punto dispersada, al aprovechar la Universidad distintos edificios por toda la ciudad (aunque en el caso de Farmacia es menor). Hay varias cosas de Génova que hay que saber, y que tienen que ver poco con la Farmacia. La primera es culinaria, pero tan importante como la misma Farmacología; la salsa pesto. Es típica de la región de Liguria, así que no dejen de probarla en cuantos sitios como puedan. La otra es entre histórica y misteriosa y es que Colón es nacido en Génova. Sí amigos míos, uno de los personajes más importantes de la historia española es nacido en lo que hoy es Italia. Eso sí, digo misteriosa porque aunque la casa de Cristóbal Colón es uno de los sitios que pueden visitar y llevar a sus familiares cuando estén en Génova, lo cierto es que existe mucha controversia con la veracidad de este dato (ya tienen dos cosas que soltar durante la visita).
Pero vayamos a donde les quiero llevar, que es un poco más al sur de las, a menudo, lluviosas costas genovesas; el Parco Nazionale delle Cinque Terre. Como ya habrán estudiado un poco de italiano todos aquellos que estén interesados en el país transalpino, y como todos los demás son muy espabilados, habrán deducido ya que Cinque Terre, se traduce como Cinco Tierras. Lo que igual no han caído es que este parque nacional es el terreno que está alrededor de cinco pueblos de la costa que cuelgan sobre el Mar de Liguria. A 90 kilómetros de Génova por la costa se encuentra el primer de ellos, Monterosso, y a unos 30 de éste, por una angosta carretera pegada al mar, el último de ellos, Riomaggiore (si van andando tardarán menos y lo verán mejor, pero tengo darles información de servicio que mi memoria ha olvidado e Internet no). Entre ambos Vernazza, Corniglia y Manarola. A partir de aquí, les daré mi opinión sobre los cinco, pero espero puedan rebatirme mis opiniones. Entre los imprescindibles de Cinque Terre está la Via dell’amore, un pequeño sendero suspendido en un acantilado sobre la costa que une las poblaciones de Riomaggiore, la que está más al sur, y Manarola. Desde luego, y el nombre no engaña, es paseo para hacer con pareja, pero gusta aunque se vaya de solateras (van a encontrarse con demasiadas barandillas llenas de candados y es que Moccia todavía no sabe el daño que ha hecho; que pida perdón y entregue las armas). Riomaggiore, que es el pueblo más grande, es como la paleta de un pintor, con sus casas colgadas de la montaña. Y antes de seguir el viaje, me mojo, y elijo el pueblo que considero más bonito de los cinco (aunque es un poco a quién quieres más a papá o a mamá, pero en fin), que para mis recuerdos (hace demasiados años ya) es Vernazza. No daré explicaciones, les invito a que vayan y discutamos el tema.
Cozenza y Tropea
Hablar de Cosenza es hablar de otra Italia, y no lo digo yo; es una teoría muy de los del norte, de la que hemos hablado ya alguna vez (y más de una) (y sigo remitiéndoles a esas historias de fútbol, que actúa como excusa y no como motivo). Cosenza está al sur del sur de Nápoles, camino de la punta de la bota, tan reconocible al imaginarse Italia. Es una ciudad mucho más pequeña que Génova y con el encanto de esa otra Italia, menos europeizada (y por tanto mucho más barato; vivirán por la mitad que un Erasmus milanés, por ejemplo). La universidad se encarga de muchas gestiones, como el alojamiento. Cuenta con un complejo residencial dentro del Campus, que está alejado de la ciudad, pero en el que no les va a faltar entretenimiento. La residencia descansa sobre una colina, mirando hacia la universidad, cerca de la mensa y bien acompañados del resto del estudiantado. Si el Erasmus es sinónimo de libertad (entre otros), la residencia de Cosenza es un paradigma de ello.
Pero sigamos con rincones que no deben perderse. Están en el sur, en la bota y allí hay playas. Entre las más populares y espectaculares, la de Tropea, bañada por el mar Tirreno. La playa de Tropea es muy popular, y no sólo en el sur de Italia, sino en todo el país, por lo que en temporada alta, puede ser que tengan que pegarse para clavar la sombrilla, aunque precisamente ahí radica su ventaja. Ustedes van a pasarse el año antero allí, en un sur italiano con un clima agradable y podrán librarse de los domingueros de turno. La playa de arena blanca y aguas casi transparentes, de un azul turquesa que parece photoshopeado, es accesible desde el centro histórico, alzado sobre una roca, como el monasterio de Santa Maria dell’Isola que preside la playa, solamente a través de algunas escaleras estratégicamente colocadas.
Una delicia que es mejor que vean. Porque yo les podría seguir hablando de esos pequeños sitios que van a conocer gracias al Erasmus (y de hecho lo haré), pero es mejor que vayan y elijan los suyos. Y ya si me los cuentan, mejor que mejor.