Las hembras adultas son las que se alimentan de sangre. Provocan dermatitis alérgica y alopecias en casi cualquier zona del cuerpo, sobre todo en los pliegues cutáneos, y raramente afectan a la cabeza. Existen numerosos productos para prevenir y tratar la infestación por pulgas de los animales domésticos. Se presentan en forma de solución tópica aplicable en spray o en pipetas de unción cutánea, soluciones y comprimidos por vía oral, o en forma de collares impregnados de insecticida o de repelente.
Garrapatas: Son ectoparásitos obligados hematófagos. Se encuentran por todo el mundo y pueden afectar prácticamente a cualquier vertebrado, aves incluidas. Existen cientos de especies, que se agrupan en dos grandes familias: Ixodidae, también conocidas como garrapatas duras, y Argasidae, o garrapatas blandas. Tanto las larvas como las ninfas y los adultos se alimentan de sangre. Habitan en prados, matorrales o bosques. Se suben a las hierbas altas o a los árboles y esperan el paso de un hospedador adecuado sobre cuya piel se adhieren por contacto o dejándose caer (las garrapatas no saltan). A continuación empiezan a succionar su sangre en un proceso lento y habitualmente indoloro. Transcurridos de 3 a 5 días, ya llenas de la sangre, se desprenden para transformarse en la siguiente fase larvaria o en adulto, y volver a esperar el paso de otro hospedador. Son vehiculadores de procesos infecciosos y parasitarios, especialmente borreliosis y piroplasmosis. La mayoría de productos eficaces contra las pulgas también lo son contra las garrapatas.
Piojos: Las especies de piojos son muy específicas de cada hospedador y raramente se transmiten entre perros y gatos o el hombre. Todas las fases de su ciclo evolutivo tienen lugar sobre el hospedador. Provocan prurito, alopecia y dermatitis similar a la provocada por la picadura de pulgas. El tratamiento ideal consiste en baños con champú insecticida que se deberán repetir a los 7-10 días y aplicar a los animales de la misma especie que convivan con el afectado.
Sarna sarcóptica: La sarna sarcóptica es un proceso muy contagioso, pruriginoso, no estacional y frecuente en animales poco cuidados, mal alimentados y hacinados. Está provocada por el ácaro Sarcoptes scabiei, que también puede afectar al hombre. Es un parásito obligado que se contagia por contacto directo. El tratamiento se basa en una buena limpieza de la piel, seguida de la aplicación de acaricidas. Se debe tratar a todos los animales que hayan estado en contacto con el afectado.