Yo tuve uno (no recuerdo bien qué me daba, pero sé que había estudiado Historia) que decía que los mayores enemigos que teníamos (entiendo que se refería a los españoles, aunque su vehemencia ocultaba parte del mensaje) eran los ingleses. Supongo que él se basaba en episodios de épocas pasadas, cuando los dos imperios se repartían el mundo o cuando los barcos de Felipe II se hundieron en costas británicas (la Armada, era armada, pero no invencible). En cualquier caso, aunque no puedo dar por válida la definición de enemigo que proclamó mi profesor, tengo que reconocer que nuestros vecinos isleños tienen sus particularidades; son los amigos raritos del programa. Su colaboración con el Erasmus, que tan bien funciona entre otros países de la Unión Europea, es poco activa; les cuesta entregarse a sus bondades. Esto no es una opinión, son los fríos datos los que hablan. Por usaros de ejemplo, de las 31 facultades de Farmacia de todo el Reino Unido, solamente 9 tienen convenio con alguno de los centros españoles. Esta misma comparación con, por ejemplo, Italia, demuestra quién cree realmente en el Erasmus: las 32 facultades de Farmacia italianas tienen convenio con algún centro español. Solamente la UCM tiene acuerdos firmados con 21, pero la Universidad de Barcelona ofrece 14 destinos distintos.
Si bien es cierto que yo pienso que los destinos en inglés son los que deben potenciarse entre los que ofertan nuestras facultades, no me atrevo a asegurarles que sean las culpables que estos no existan. Todas han hecho esfuerzos por buscar destinos en inglés, aunque no sean ingleses, con intercambios con los países del este y los nórdicos fundamentalmente. Sin embargo, no es fácil encontrar la complicidad entre los compañeros farmacéuticos británicos en general e ingleses en particular. Su mercado es otro; el sudeste asiático, Estados Unidos, Australia, India. Les une un idioma y, en muchos casos, un pasado común y hasta una reina. Europa es un negocio que no les renta y desde más al sur de Dover no hemos sido capaces de convencerles de que aquí también se hace buena ciencia y buena educación.
Mostrada mi queja para todos los actores implicados, pasemos a lo que sí podemos visitar; es poco, pero es interesante. A Londres, uno de los destinos británicos más compartidos entre nuestras universidades, ya fuimos en su día; hoy vamos a ir a las caras B, que dirían los cursis (los cursis de los 80, porque ahora esta expresión se entiende regular).
Leeds
No es casualidad que nuestra primera parada sea Leeds. Este es un blog que defiende lo universitario y no podemos menos que enfatizar su papel como uno de las grandes ciudades universitarias del Reino Unido. Evidentemente no es Oxford o Cambridge, ciudades universitarias por excelencia, pero es que allí no pueden irse nuestros Erasmus (ojo, que hay ramas de nuestra amada carrera que tienen su origen, o parte de él, en Cambridge, como la Bioquímica o la Microbiología, pero eso sería otra historia). Leeds cuenta con una posición privilegiada en el Reino Unido: está justo en el medio, 270 kilómetros al norte de Londres, 260 al sur de Edimburgo y a unos 60 de Manchester (privilegiada porque todo está igual de cerca o de lejos, según lo optimistas que sean ustedes). Para llegar hasta allí desde Barcelona, que es la única de nuestras facultades que la oferta, se puede utilizar precisamente el aeropuerto de Manchester o esperar a uno de los vuelos semanales que salen desde la Ciudad Condal destino Leeds. Para vivir, siempre les dejo elegir, salvo que haya algo que me obligue a decantarme por residencia o piso. En este caso, les dejo las dos opciones; las residencias de la universidad o la búsqueda de piso. Sí les aconsejo que vivan cerca del campus universitario, que es el principal fuerte de Leeds. Justo en el medio de ese campus está el rey de oros de la ciudad: el Leeds University Union. ¿Y eso qué es?, se preguntarán. Pues es un edificio de cuatro plantas que gestionan los propios estudiantes. En Leeds no hay ESN, hay esta maravilla (no hay ESN porque es muy europeo para ellos, todo sea dicho). En las cuatro plantas del edifico se organizan fiestas, exposiciones, coloquios; pero además hay tiendas, supermercados, discotecas, bares y hasta una oficina del Banco Santander. Si quieren hacer deporte, vayan allí; si quiere unirse a la asociación de lectores de poesía latinoamericana, vayan allí; si buscan un grupo para hacer retiros espirituales, vayan allí; y si creen que en este universo se puede jugar al quidditch, vayan allí también. Todas esas asociaciones y muchas otras se dan cabida en esta torre de Babel de los estudiantes de Leeds.
Además de tres universidades (entre ellas la Universidad de Leeds, que es la nuestra), hay escuelas superiores de arte, música y danza. El ambiente de la ciudad es el que buscan: amalgama de estudiantes de todas partes. Recuerden lo que les conté antes, sudeste asiático, Australia y todo aquello; esta vez no exagero. Tal es así que las tarifas para estudiantes son muy habituales en restaurantes, supermercados y, por supuesto, en todo tipo de evento cultural. Háganse con la tarjeta NUS, que es la que va a dar validez a esos descuentos. Para los que viven en Barcelona, que hoy deben ser los más interesados, mudarse a Leeds no va a suponer una gran diferencia en el coste de la vida, por eso conviene agarrarse a los descuentos, para poder compensar un poco. El día, esperemos que pronto, que otros destinos firmen con Leeds, ya hablaremos de las diferencias económicas con otras ciudades españolas.
El emblema de nuestra universidad es el Parkinson Building, que recibe el nombre del mecenas de la universidad. Si para el ocio es importante ir al University Union, para encontrar una biblioteca interesante es mejor pasarse por aquí. Suele ser punto de encuentro entre alumnos, porque no olviden que a estos sitios se va a estudiar, aunque no siempre lo hablemos lo primero.
Hagan lo que hagan en Leeds, si les sobra tiempo, que en un Erasmus suele ser el regalo que le hacen a uno, intenten convencer a nuestros históricos enemigos, a ver si esto de Europa les entra de una vez. Al menos que les entre lo del Erasmus, que lo demás ya vendrá rodado.