La falsificación de medicamentos es una amenaza global creciente, y un grave problema de salud pública que está poniendo en jaque a los sistemas sanitarios de cara a garantizar la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos. Algunos datos para tratar de contextualizar y dimensionar la magnitud del problema son: más de 120.000 personas mueren al año en África debido al uso de medicamentos contra la malaria falsificados; más del 50% de los medicamentos que circulan por Internet son fraudulentos, y Europa, que tradicionalmente era un sitio de paso de las falsificaciones, se ha convertido también en un objetivo. Se calcula que el mercado de medicamentos falsificados le cuesta a la Unión Europea más de 10.000 millones de euros al año, además del peligro para la salud que ello supone.
Gracias a nuestro sistema farmacéutico, en España no se han detectado aún incidentes de falsificación dentro de la cadena del medicamento legalmente establecida. Una realidad favorecida en gran medida por el marco regulatorio que tenemos y por el alto nivel de profesionalidad del sector. Sin embargo, no estamos exentos de esta amenaza global y, tanto a escala europea como nacional, se están promoviendo un conjunto de actuaciones preventivas con el fin de evitar la entrada de medicamentos falsificados en la cadena legal.
Así, desde instancias europeas se ha aprobado una normativa de obligado cumplimiento para los Estados miembros para la creación de sistemas de verificación y autenticación de medicamentos. Un sistema paneuropeo de verificación de fármacos que sea eficaz, que sea coste-efectivo y que sea interoperable. En nuestro caso, el Sistema Español de Verificación de Medicamentos (SEVeM).
Una plataforma (el SEVeM) que ha sido constituida ya, y que está integrada por las principales organizaciones del sector: la patronal de la industria farmacéutica (Farmaindustria), la patronal de genéricos (AESEG), la patronal de la distribución farmacéutica (Fedifar), y la organización representativa de la profesión farmacéutica (Consejo General de Colegios de Farmacéuticos).
A efectos prácticos, la industria farmacéutica deberá adaptar sus líneas de producción para incorporar en los envases de los medicamentos unos dispositivos de seguridad (identificador único-datamatrix y dispositivo antimanipulación) que permitan tanto su identificación como la verificación de autenticidad y determinar que no ha sido manipulado.
A lo largo de este año, se iniciará la implantación técnica del sistema de repositorio español, con el objetivo de que la plataforma esté plenamente operativa en febrero de 2019, tal como marca la normativa europea.
La participación de la profesión farmacéutica en el SEVeM pone de manifiesto una vez más el compromiso de los farmacéuticos con el derecho a la protección de la salud de los pacientes. Un sistema de verificación de medicamentos que supone una garantía más de nuestro modelo, e incrementa aún más, si cabe, el valor y la calidad del servicio farmacéutico que se presta en España.