Cómo escribir un artículo para publicar

Después de meses de arduo trabajo, hemos realizado, en colaboración con cuatro farmacias más, una investigación sobre una intervención farmacéutica dirigida a resolver un problema detectado en ancianos polimedicados: el inadecuado cumplimiento terapéutico que daba origen a diversos problemas relacionados con la medicación. En nuestra última reunión, en la que se presentó internamente al conjunto de los farmacéuticos el análisis de los resultados obtenidos, se comentó la idoneidad o no de publicar el estudio en una revista profesional. Uno de los autores principales manifestó que el paso siguiente sería la elaboración del manuscrito para su envío a una revista, pero el tema quedó un poco detenido cuando se discutió cómo llevar a cabo este paso, pues se nos indicó que sería la parte más relevante del trabajo: su comunicación a la comunidad profesional.

Un compañero, que ya había publicado algunos trabajos, nos indicó que de la forma en que comunicáramos nuestro estudio dependería, primero su aceptación o rechazo en la revista y, finalmente, la aceptación por parte de la comunidad farmacéutica. Nos dimos cuenta entonces de que nos enfrentábamos al último y trascendental tramo de nuestro recorrido: transformar nuestro esfuerzo en un artículo publicado mediante la redacción del correspondiente manuscrito.

El manuscrito

Aunque cada revista posee unas normas específicas para la elaboración del manuscrito, que deberemos siempre leer detenidamente con anterioridad, todas siguen un patrón común que trataremos de desglosar.

Las primeras páginas

En la primera página debemos indicar el título y los autores participantes. Es muy importante tener en cuenta que el título es el primer filtro para los lectores de revistas científicas, y que solo leerán nuestro artículo si la lectura de su título despierta su interés. Un título que no describa adecuadamente el contenido del estudio puede pasar totalmente inadvertido, por muy interesante que sea su contenido. En la segunda página, debe constar una declaración de cómo ha contribuido cada autor al trabajo, así como si ha habido financiación externa para su ejecución. Declarar si ha habido financiación, y si ello ha producido o no algún tipo de conflicto de intereses, no solo es honesto y adecuado, sino también necesario.

La tercera página es tan importante o más que el título: en ella se redactará el abstract o resumen, que deberá tener la misma estructura que el texto principal. Deberemos tener muy presente que, cuando alguien efectúa una búsqueda sobre un tema concreto, lo primero que leerá serán los resúmenes de los estudios; probablemente, porque su lectura y accesibilidad es mucho más sencilla que la del artículo en texto completo (por ejemplo, en Internet encontramos muchas veces solo los abstracts). El lector se interesará o rechazará la lectura del artículo en función de lo que se describa en el resumen. Algunos buenos estudios suelen pasar bastante desapercibidos porque sus abstracts no despiertan ningún interés por imprecisos o inconcretos. Cuidemos mucho su redacción. Posiblemente el resumen sea lo único a lo que puede acceder otro investigador de, por ejemplo, Australia. No olvidemos incluir unas palabras clave precisas. Los descriptores que definen estos conceptos están disponibles en español en http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm; en su versión en inglés (Medical Subjects Headings o MeSH), los podemos hallar en http://www.nlm.nih.gov/mesh/MBrowser.html.

El texto principal

El texto principal, o cuerpo del trabajo, debe presentar una estructura concreta, dividiéndose en: introducción, métodos, resultados, discusión (las conclusiones pueden incluirse o no en este apartado) y bibliografía. Asimismo, debe contener las tablas y figuras correspondientes (algunas revistas exigen un número determinado de tablas y figuras).

• Introducción. Se comenzará describiendo un breve marco teórico del tema a estudio, en el que se indicarán las principales referencias bibliográficas. En la introducción debe justificarse por qué se ha llevado a cabo la investigación, y presentarse la descripción concisa del objetivo del estudio. Su extensión no debería sobrepasar los 2-4 párrafos.

• Métodos. En este apartado se definirá dónde se ha realizado el estudio y durante qué periodo, y se describirán tanto la población estudiada como las variables principales de la muestra analizada.

Hay que especificar el tipo de estudio que se ha realizado y por qué. Obviamente, es preciso describir cómo se ha seleccionado la muestra (criterios de inclusión y exclusión), y cómo se ha establecido su número (estimación del tamaño de la muestra). En este apartado hay que detallar cuáles son las variables principales y cómo se medirán. Finalmente, se describirán los análisis estadísticos que se utilizarán para interpretar los resultados obtenidos.

Una redacción adecuada de la sección de métodos debería permitir a otro investigador la reproducción del estudio. La lectura por un tercero que no haya participado en el estudio puede aportar una buena visión de su redacción.

• Resultados. Constituyen el «núcleo duro» del artículo, por lo que pondremos especial cuidado en su redacción, que debe ser concisa y clara. El texto de este apartado debe ir acompañado de tablas y figuras que hagan más visual el contenido. No obstante, no se duplicará la información entre el texto y dichas tablas o figuras.

• Discusión. El diccionario de la RAE define discutir como «examinar atenta y particularmente una materia». Eso es exactamente lo que procede en este apartado. El primer párrafo debe destacar los aspectos más relevantes del estudio con una breve mención de los resultados principales, pero sin que se trate de una repetición de los mismos.

Muy importantes son los comentarios acerca de nuestros hallazgos en comparación con los obtenidos por otros investigadores que hayan trabajado en nuestra área. En este apartado deberán comentarse las coincidencias entre nuestros resultados y los de otras investigaciones, y se tratará de explicar las diferencias con otros estudios.

Hay que destacar nuestras fortalezas: por qué nuestro estudio puede presentar resultados consistentes (en función de su metodología, muestra, etc.), pero también deben detallarse las limitaciones del trabajo: qué características de nuestro estudio presentan ciertas debilidades, y qué hemos hecho para intentar subsanarlas.

El potencial para aplicar en la práctica los resultados es un aspecto muy interesante que debe ser comentado, señalando hasta dónde pueden ser generalizados nuestros resultados. Asimismo, se indicará qué dirección deberían llevar, a nuestro juicio, los estudios que se realicen con posterioridad al nuestro para que la investigación en esta área concreta pueda avanzar.

Actualmente, muchas revistas indican que el último párrafo del apartado «Discusión» debe contener las conclusiones del estudio. Este aspecto es trascendental. Muchos lectores solo leerán el título, los objetivos y la conclusión y, en función de ello, leerán después el resto o rechazarán su lectura. Otro aspecto esencial es que las conclusiones, por obvio que pueda parecer, deben estar absolutamente sustentadas en los resultados obtenidos; no puede incluirse nunca una conclusión que no esté avalada por los datos obtenidos en nuestro estudio.

• Bibliografía, tablas y figuras. Las referencias bibliográficas que avalen nuestros comentarios a lo largo del manuscrito deben ir acompañadas de un número arábigo en el lugar correspondiente del texto principal, número que remitirá al apartado «Bibliografía». El tipo más habitual para referenciar es el de otro artículo publicado en una revista, que se citará generalmente según las normas de Vancouver: apellido e inicial(es) del nombre de cada autor, generalmente hasta un máximo de seis,indicando et al, si hay más; título original del artículo; abreviatura de la revista; año de publicación; volumen; número, y primera y última página (ejemplo: Hammad EA, Yasein N, Tahaineh L, Albsoul-Younes AM, et al. A randomized controlled trial to assess pharmacist-physician collaborative practice in the management of metabolic syndrome in a university medical clinic in Jordan. J Manag Care Pharm. 2011; 17(4): 295-303.

Conclusión

El camino hasta la conclusión de un estudio de investigación en nuestra farmacia comunitaria es espinoso. Cuando dicho momento llega, y estamos contentos y orgullosos porque hemos obtenido unos resultados que permiten dar un paso adelante a la ciencia farmacéutica, solo nos resta comunicar dichos resultados al resto de la comunidad profesional.

Dicha comunicación está estandarizada, de modo que todos hemos de adoptar una estructura semejante en la elaboración del manuscrito. De otra forma, la revista no aceptaría nuestro artículo. Por ello, debemos conocer cuál es la forma adecuada de su desarrollo.

Algunos aspectos son esenciales. Un posible lector solo llegará a leer nuestra investigación si el título de esta (descubierto en una búsqueda bibliográfica) llama su atención, por lo que deberemos pensar con cautela cómo describiremos nuestro trabajo. A continuación, el posible lector muy probablemente irá al objetivo del estudio, con el ánimo de ver si coincide con sus expectativas, por lo que la redacción del mismo deberá ser muy clara y concisa. En caso de que, efectivamente, nuestro estudio cubra sus expectativas, leerá las conclusiones, de modo que estas deberán ser redactadas ateniéndose en todo momento a los resultados hallados. Si hemos pasado estas pruebas, el posible lector pasará a ser «nuestro lector»

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