Introducción y definición
Entre las afecciones de garganta nos encontramos una serie de procesos que afectan a la mucosa y submucosa de la faringe, la laringe y las amígdalas. Las «molestias» de garganta pueden presentarse como irritación, inflamación, afonía y aftas bucales pequeñas, y pueden tener orígenes diversos: infeccioso, alérgico u otros1,2.
En la tabla 1 se facilita una clasificación de las afecciones de garganta en función de su localización1-3.
La causa más habitual de la faringoamigdalitis en nuestro entorno son las infecciones víricas, tanto en adultos como en niños. Los virus principalmente implicados en esta afección son los adenovirus, seguidos de rinovirus, enterovirus, virus influenza y parainfluenza, virus respiratorio sincitial, coronavirus, virus de Epstein-Barr, virus del herpes simple y citomegalovirus3-5. Las infecciones de origen bacteriano suponen de un 10 a un 30%, siendo el estreptococo betahemolítico del grupo A el agente causante más frecuentemente detectado. Esta última infección es rara en menores de 3 años y tiene su pico máximo de expresión entre los 5 y los 15 años. En los niños supone el 20-30% de las faringoamigdalitis, porcentaje que disminuye al 5-15% en adultos. A pesar de estas estadísticas, es una de las razones por las que más se prescriben antibióticos en nuestro país, con una tasa del 80% en las consultas por molestias de garganta. Se transmite por vía respiratoria, por las pequeñas gotas de saliva que se emiten al hablar, toser y/o sonarse4,6,7.
También pueden presentarse casos de contaminación de alimentos, agua y contacto con manos de personas infectadas.
La prevalencia de las afecciones de garganta es independiente del nivel socioeconómico, aunque determinadas actividades profesionales pueden favorecer su presentación, como puede ser el caso de profesores y cantantes, en quienes la causa desencadenante suele ser la irritación.
Las condiciones de hacinamiento familiar, la exposición a factores contaminantes o la historia familiar constituyen factores de riesgo para padecer esta patología3,4.
Signos y síntomas
Las afecciones de garganta pueden cursar con una serie de síntomas que varían desde la irritación con picor, escozor, dolor y tos, hasta la inflamación e hinchazón, que dificultan la deglución. En este último caso se pueden apreciar eritema, edema, exudados, úlceras o vesículas1,2,4,8.
Protocolo de actuación
Disponemos de protocolos cuya aplicación facilita la correcta actuación del profesional (figura 1)1,3,4.
Medidas higiénico-dietéticas
Estas medidas están indicadas en cualquier circunstancia en la que se presenta una consulta por dolencias de garganta, independientemente de si es necesario establecer un tratamiento farmacológico desde la oficina de farmacia o derivar al médico. Son medidas cuyo objetivo es favorecer la curación del proceso, evitar los contagios y mejorar la sintomatología del paciente1,5.
Algunas de estas medidas son las siguientes:
- Aumentar la ingesta de líquidos y la hidratación de la garganta (se pueden realizar gárgaras de agua tibia con sal).
- Realizar una dieta ligera.
- Utilizar pañuelos de un solo uso.
- Mantenerse en reposo si existe una situación febril.
- Lavarse las manos frecuentemente.
- Taparse la boca, sobre todo si se tose en presencia de otras personas.
- Evitar agentes irritantes como el tabaco, la exposición a alérgenos, el humo...
- No forzar la voz.
- Humedecer el ambiente y mantener una ventilación adecuada de las estancias del hogar o trabajo.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura.
En aquellos casos en los que se debe establecer un tratamiento, éste siempre deberá ser sintomático4,5.
- Se puede justificar el uso de caramelos duros, ya que favorecen la salivación que hidrata la mucosa y disminuyen la sensación de irritación. Algunas presentaciones pueden llevar en su composición antisépticos. La clorhexidina es el antiséptico más efectivo del grupo de las biguanidas: tiene una rápida acción germicida, y su efecto se manifiesta ya a los 20 segundos. Su forma de absorción y eliminación, aprovechada en odontología, evita la colonización bacteriana y la formación de placa. Presenta un amplio espectro de acción frente a bacterias y virus, como en el caso del virus respiratorio sincitial, ampliamente presente en las afecciones de garganta. Tiene una alta seguridad, ya que no se acumula en el organismo y tiene muy baja toxicidad10,11. Otros antisépticos son clorato de potasio y cloruro de benzalconio, un amonio cuaternario efectivo ante bacterias pero que se inactiva con jabones9.
- Los analgésicos y antiinflamatorios como ibuprofeno están indicados en aquellos casos en los que, además de dolor, aparece fiebre. Paracetamol es generalmente menos efectivo en el dolor de garganta, ya que carece de acción antiinflamatoria, pero es una alternativa en los casos en que no puedan utilizarse antiinflamatorios no esteroideos (AINE)5.
- Los AINE de acción local como flurbiprofeno están indicados en los casos en los que no aparece fiebre, ya que han demostrado su eficacia en el tratamiento local del dolor frente a placebo y su alta tolerancia por parte de los pacientes10,12.
- Los preparados con anestésicos tópicos como, por ejemplo, benzocaína producen un rápido alivio de las molestias. Bloquean la conducción nerviosa y evitan la sensación de molestia9. Benzocaína se utiliza muy a menudo en afecciones de la cavidad bucal, la faringe y la laringe. Es un anestésico ampliamente utilizado, con seguridad contrastada y eficacia frente a placebo demostrada en estudios a doble ciego. Además, presenta rapidez de acción al aplicarse en las mucosas (1 minuto) y una duración de hasta 1 hora13.
- Algunos estudios citan otros agentes tópicos como ambroxol (20 mg), que presenta una ligera disminución de los síntomas14.
- Los complejos con vitaminas A y E pueden favorecer la función inmunitaria y se prescriben en casos de faringitis crónica13.
- Las plantas como el tomillo o el eucalipto pueden utilizarse por sus propiedades antitusivas y antisépticas. El llantén, la miel, la malva y el malvavisco (ricos en mucílagos) poseen capacidad demulcente y antitusiva, por lo que son útiles en caso de faringitis acompañada de tos seca. El liquen de Islandia posee además acción antiséptica. Existen diversos preparados en forma de jarabe o pastillas elaborados a base de extractos de plantas y minerales, y el uso tradicional de los mismos deja constancia de su utilidad15.
En la tabla 5 se ofrece un esquema del tratamiento de las afecciones de garganta.
En la tabla 6 se presenta un esquema de un posible tratamiento sintomático en función de los síntomas predominantes.
Papel del farmacéutico
El papel del farmacéutico como educador en las afecciones bucofaríngeas debería tenerse en cuenta, ya que la farmacia es el primer lugar donde acude el paciente para consultar ese tipo de dolencia, en principio menor, y además existe un alto porcentaje de automedicación, no siempre adecuada a la sintomatología referida1,7.
Ante una consulta por afecciones de garganta en la oficina de farmacia, el farmacéutico debe tener en cuenta una serie de puntos:
- Saber quién es la persona que presenta el problema de salud.
- Valorar los signos y síntomas que padece la persona afectada.
- Verificar que no existen motivos que requieran la derivación al médico.
- Comprobar si existe alguna enfermedad crónica, qué medicamentos utiliza el paciente y posibles alergias que pudieran interaccionar con el tratamiento que se recomiende desde la oficina de farmacia.
En ocasiones, los pacientes acuden solicitando la dispensación de antibióticos sin receta. Si fuera necesario, ante esta situación el farmacéutico puede recurrir a la utilización de test rápidos de autodiagnóstico que permiten distinguir una infección de origen bacteriano, con la consecuente derivación al profesional sanitario correspondiente18.
Basándose en toda la información recogida, el farmacéutico debe decidir si establece un tratamiento sintomático, qué tipo de medidas higiénico-dietéticas debe recomendar y si deriva al paciente al médico. Además, llevará a cabo un seguimiento que asegure el cumplimiento del tratamiento establecido minimizando los riesgos.
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