El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular que se caracteriza por una pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y que va acompañada de síntomas oculares, en la que la inestabilidad e hiperosmolaridad de la superficie ocular, la inflamación y daño de la superficie ocular, y las anomalías neurosensoriales desempeñan papeles etiológicos. En definitiva, se trata de un síndrome provocado por la pérdida de agua de la película lagrimal (que lubrica y alimenta al ojo) que origina molestias y llega a afectar a la agudeza visual. La causa puede ser la disminución de producción de lágrima y/o el aumento de evaporación en la película lagrimal.
El síndrome del ojo seco es en la actualidad el primer motivo de consulta al oftalmólogo. Afecta a un 15-30% de la población y va en aumento debido al estilo de vida actual, ya que el esfuerzo visual que comporta el uso de ordenadores, dispositivos móviles, horas de televisión, conducir, leer, etc., incrementa el trabajo ocular y obliga a disminuir el parpadeo, por lo que la lágrima se evapora más.
Algoritmo de derivación al médico
Las consultas por sintomatología relacionada con ojo seco son cada vez más frecuentes en la farmacia comunitaria. Algunos pacientes acuden con diagnóstico y prescripción o recomendación inespecífica de tratamiento hidratante ocular, de modo que podemos recomendar tratamiento sustitutivo de la lágrima y normas de higiene y prevención.
Sin embargo, otros pacientes acuden a la farmacia sin diagnóstico, relatando molestias frecuentes y solicitando «algún colirio». Es importante valorar la intensidad de los síntomas y, en los casos en que el problema se presente con síntomas de moderados a graves, remitir el paciente al médico para su valoración, ya que el ojo seco puede obedecer a distintas causas que requerirán diagnóstico y tratamiento adecuado a la etiología.
¡A continuación, encontrarás una infografía con el protocolo de actuación!
Criterios de remisión al médico
Ante toda consulta por síntomas compatibles con ojo seco es necesario tener en cuenta aquellas situaciones que requieren derivación al médico:
- Presencia de enfermedades sistémicas o autoinmunes o dermatológicas (rosácea).
- Síndrome de Sjögren.
- Tratamiento farmacológico con medicamentos susceptibles de provocar sequedad ocular (antidepresivos, ansiolíticos, anticonceptivos, quimioterapia, radioterapia...).
- Pacientes sin diagnóstico con síntomas moderados/severos.
- Pacientes sin diagnóstico con síntomas leves no relacionados con el estilo de vida o las condiciones ambientales.
- Pacientes en tratamiento por ojo seco con disminución o pérdida de visión brusca.
- Pacientes en tratamiento por ojo seco en quienes se intensifican las molestias.
- Perseverancia de síntomas tras 1 semana de tratamiento.
- Usuario de lentes de contacto en el que la sintomatología no mejora después de descansar, hidratar y lubricar, y desinfectar adecuadamente las lentes.
Fuente: María José Alonso Osorio, farmacéutica comunitaria y especialista en Farmacia Galénica e Industrial.