Una farmacia es un establecimiento sanitario privado de interés público. «Privado» quiere decir que los resultados económicos de la gestión y la consiguiente sostenibilidad y solvencia están a cargo y son responsabilidad del titular, y es este quien deberá afrontar las obligaciones y consecuencias que conlleva. Veamos dos ejemplos vividos en Cataluña (extrapolables a cualquier ámbito nacional) opuestos en cuanto a la tipología de farmacias afectadas, pero de idénticas consecuencias: grave impacto en la economía de la farmacia y de su titular. Todos recordamos la época de los impagos y los meses de retraso en el cobro, y hasta qué punto tuvimos que reclamar y exigir la puesta al día en los pagos. Recordamos también la dificilísima situación en que eso colocó muy especialmente a las farmacias, cuya facturación depende en gran parte de la dispensación con cargo a la Seguridad Social.
Ni siquiera el papel del farmacéutico titular (ni de forma individual ni como autónomo) era suficientemente relevante para lograr el ansiado ingreso pendiente. La intensa lucha y el trabajo conjunto entre el Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña (CCFC) y la FEFAC, bajo el paraguas de PIMEC, dio sus frutos cuando, en una rueda de prensa multitudinaria, conseguimos presentar una plataforma reivindicativa conjunta entre instituciones farmacéuticas, empresas y cooperativas del conjunto del sector salud privado, como residencias geriátricas, ortopedas y distribución farmacéutica, entre otras. La consecuencia fue que en 24 horas se recibió la transferencia de los importes pendientes del Plan de Pago a Proveedores, tan crítico para esa tipología de farmacias.
Como consecuencia de la pandemia (restricciones de movilidad y visitas de turistas), las farmacias dependientes de afluencia de personas, o de la actividad de cualquier tipo, son las que se han visto más afectadas económicamente. En Cataluña, gracias al trabajo conjunto de la FEFAC y la PIMEC se ha conseguido que el Gobierno central delegue en las comunidades la posibilidad de ampliar los CNAE incluidos en las ayudas, y que el Gobierno de la Generalitat permita a todas las empresas y empresarios afectados acceder a las ayudas. La consecuencia de este trabajo es que hoy todas las farmacias afectadas de Cataluña que cumplan los requisitos podrán optar a ayudas, cuando al inicio la farmacia no estaba incluida pese a ser una empresa o su titular un empresario.
Estos ejemplos ponen de manifiesto la importancia de disponer de una empresarial fuerte y representativa, ya sea para trabajar conjuntamente con los colegios de farmacéuticos en los ámbitos de competencia conjunta (como lo fue en el caso de los retrasos en los pagos), o para trabajar individualmente en aquellos ámbitos puramente empresariales, como ha sido este de las ayudas COVID-19 a la solvencia empresarial para empresarios afectados económicamente. Vemos pues que, tanto si somos una farmacia pequeña y sin personas trabajadoras como si somos una farmacia grande con un numeroso equipo a nuestro cargo, hemos podido beneficiarnos de ese trabajo, posible gracias a la solidaridad de los farmacéuticos socios de la FEFAC en beneficio de todos. Otras instituciones no pueden actuar por ser representativas de la profesión como tal, y esta es la razón última de pertenecer a la empresarial: ser fuertes y estar representados en los ámbitos «privados», para defender en exclusiva los intereses de los titulares de oficina de farmacia.
Es importante disponer de una empresarial fuerte y representativa, ya sea para trabajar conjuntamente con los colegios de farmacéuticos en los ámbitos de competencia conjunta, o para trabajar individualmente en aquellos ámbitos puramente empresariales