En 1907 se fundó en España la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), un organismo muy influenciado por la Institución Libre de Enseñanza constituida en un dinamizador de la incorporación de la mujer española a la educación superior. Su principal impulsora fue María de Maeztu, que hace tangible esta decidida apuesta a través de dos proyectos: el primero, la creación de la Residencia de Señoritas en 1920, que servía de alojamiento a las mujeres que cursaban estudios universitarios en Madrid y que permitía a estas estudiantes acceder a bibliotecas, laboratorios, clases complementarias, cursos de idiomas y conferencias; el segundo, el desarrollo de un programa de becas para jóvenes recién licenciadas, orientadas a estancias en centros de investigación extrajeros para completar competencia científica y facilitar su integración en los equipos de investigación que se estaban formando en España, en pie de igualdad con sus colegas varones. Por otra parte, en 1871 se había asentado en España el Instituto Internacional (International Institute for Girls in Spain), un centro norteamericano orientado en exclusiva a la educación de las mujeres. Cuando este instituto se asienta en Madrid, rápidamente se relaciona con la Institución Libre de Enseñanza compartiendo la gran confianza en la educación de la mujer como medio para modernizar nuestro país.
En este contexto llega a España en 1920 como directora del Instituto Internacional Mary Louise Foster, una bioquímica, investigadora y educadora norteamericana. Al constatar las carencias de formación en técnicas de laboratorio entre las estudiantes de la Universidad de Madrid, organiza un laboratorio de química en las dependencias de la Residencia de Señoritas. En 1927 se renuevan sus instalaciones y equipamiento, siendo en este momento cuando recibe formalmente el nombre de Laboratorio Foster. Desde un principio, los profesores de Química de varias facultades convalidan las prácticas que se realizan en ese laboratorio, respaldo que se intensifica y consolida en la década de 1930, cuando las alumnas de los cuatro cursos de Farmacia realizan sus prácticas de química en el laboratorio. Farmacéuticas que fueron directoras del Laboratorio Foster fueron Rosa Herrero Montenegro y Carmen Gómez Escolar, y muchas de las alumnas, posteriormente farmacéuticas, ocuparon diferentes puestos como profesoras, ayudantes e investigadoras, tanto en el Laboratorio Foster como en el Instituto Nacional de Física y Química (INFQ) y otros centros de investigación. Citemos a María Luz Navarro Miegimolle, Josefa Barba-Gosé, Petra Barnés González, Carmen Sánchez, Josefa González Aguado y Concepción Meseguer Labierúa, entre otras muchas. La mayoría habían realizado estancias en centros extranjeros de prestigio, becadas por la JAE.
Tras la Guerra Civil de 1936, la posterior dictadura franquista desmanteló las instituciones que había creado la República y los equipos de investigación se deshicieron. Muchos hombres y mujeres de ciencia, también en el campo farmacéutico, tuvieron que exiliarse. Entre la pudieron permanecer en España, bastantes no pudieron seguir sus prometedoras carreras investigadoras. De haber continuado la proyección científica que su esfuerzo y talento prometían, seguramente este grupo de mujeres farmacéuticas hubieran contribuido a situar a la ciencia farmacéutica española en un nivel de excelencia. Recordarlas hoy es un acto noble de memoria, justicia y reconocimiento.