Los primeros documentos de consumo de vino en Japón datan del siglo XVI y se deben a los jesuitas de Portugal, quienes lo introdujeron como obsequio a los señores feudales. Debido al clima húmedo del país, el cultivo no fue fácil, y al principio se obtuvieron vinos con una astringencia y una acidez excesivas. A partir de la década de 1980, la habilidad para la elaboración del vino aumentó y se centró en vinos de calidad superior, utilizando únicamente uvas producidas en el país.
En Japón la estrella de la corona son los vinos blancos, pálidos, frescos, suaves y afrutados, que combinan muy bien con la gastronomía japonesa y son producidos a partir de la uva koshu, cultivada principalmente en la prefectura de Yamanashi.
Yamanashi, situada en las proximidades del monte Fuji, produce cerca del 95% del vino japonés. La variedad koshu se cultiva desde la Edad Media y se ha desarrollado a partir de uvas que viajaron por la Ruta de la Seda en Asia Central, desde el Cáucaso a China y luego a Japón durante un periodo estimado de alrededor de mil años.
En esta región los contrastes climáticos son muy extremos y las tierras de suelos volcánicos tienen un buen drenaje, lo que en conjunto es muy adecuado para el cultivo de la viña.
La variedad koshu tiene una piel gruesa y es de un color rosado grisáceo, sus racimos son largos y la fruta de tamaño mediano. El vino elaborado con koshu alcanza poco grado alcohólico, un aspecto de tonalidades pajizas y unos aromas entre los que destacan los cítricos como el pomelo, el limón y las frutas maduras, que dan a sus vinos unos aromas refrescantes y una acidez muy equilibrada.
El consumo de vino en Japón está aumentando tímidamente. Aunque encontrar vinos nipones en nuestro país sigue siendo difícil, algunos restaurantes hacen esfuerzos para acercar sus vinos y así podamos disfrutar de ellos. Además, siempre es una grata sorpresa para el paladar incorporar nueva información.
Fenomenal Sauvignon Blanc 2019
D.O. Rueda
Precio: 9,95 €
Este monovarietal de sauvignon blanc, de amarillo pajizo con toques verdosos, destaca por sus agradables notas intensas a frutas blancas maduras y tropicales, de buena acidez y agradable frescor. Es imprescindible en cualquier mesa de platos con arroz, pasta o buenos guisados de ave. Fresco, aromático y divertido.