Se conocen vestigios de agricultura de la vid de hace 6.000 años, y se han encontrado pecios con ánforas que indican que en Chipre ya se comercializaba vino en el 2.300 a.C. Hay incluso restos de vasijas aún más antiguas con restos de ácido tartárico, que indican que ya se conservaba vino mucho antes. Si Homero ya alababa la calidad de los vinos chipriotas, «dulces como la miel», la oportunidad de probar un vino dulce de este origen se antoja más que tentadora.
La variedad más conocida en Chipre es la xynisteri, que alcanza el 17% de la superficie de uva cultivada en la isla. Se considera la reina para la producción de los fantásticos vinos de postre chipriotas, y se usa para la elaboración del vino de postre chipriota Commandaria y para la producción del licor autóctono zivania.
El Commandaria tiene el privilegio de ser el vino más antiguo todavía en producción en el mundo, pues data de las cruzadas en el siglo XII. Los historiadores explican que se sirvió en la boda del rey Ricardo Corazón de León en el siglo XII, y que en cuanto Chipre fue vendida a los caballeros templarios, en ese mismo siglo, éstos comenzaron a producir grandes cantidades para la exportación a las cortes reales de Europa y para abastecer a peregrinos en ruta a Tierra Santa.
La leyenda dice que en el siglo XIII, Felipe de Francia organizó la primera competición de cata de vinos, acontecimiento que consta en un poema francés escrito por Henri d´Andeli en 1224. La competición reunió vinos de todas partes de Europa, y fue ganada por un vino dulce de Chipre que se suele considerar un Commandaria. La región de Commandaria cayó bajo el control de Felipe IV en 1307, y se dice que el sultán otomano Selim II invadió Chipre por su afición al Commandaria. Se rumorea que las uvas usadas para este vino son las mismas uvas exportadas a Portugal y que fueron origen del oporto.
Sea como sea, el Commandaria es de un ámbar precioso que se consigue al dejar las uvas al sol, para concentrar sus azúcares y pasarlas a un posterior ligero prensado y así obtener un néctar que puede fortificarse o no, pero que en boca es una explosión de sabor y de historia que todo el mundo debería probar alguna vez.
D.O. Terra Alta
Precio: 6 €
Con garnacha blanca y viognier y albaricoques, melocotones y flores en nariz, este vino joven es un gran descubrimiento. Fresco y ágil, potente, estructurado, original y con personalidad, es perfecto para combinar pescados grasos, arroces y mariscos.