Cantabria

En Cantabria se encuentran unas pequeñas bodegas dentro de los vinos de la Tierra de Cantabria. En esta zona la vid estuvo a punto de desaparecer y unos pocos pioneros convencieron a las bodegas existentes, que sólo elaboraban orujo y vino para consumo propio, para que hicieran un salto cualitativo y un gran esfuerzo en recuperar variedades autóctonas como la parduca, la neruca y la carrasquín.

Ya en 2004 y casi partiendo de la nada llegó la distinción de Vinos de la Tierra. Cuando empezó este proyecto sólo quedaban apenas 32 hectáreas en la zona de Liébana y en la costa la vid había desaparecido casi por completo. Actualmente esa superficie amparada por los Vinos de la Tierra ha crecido a unas 100 hectáreas, pero aún está lejos de las 3.600 que había en el siglo XIX.

En la zona de Liébana, con un clima seco, más horas de insolación y unas temperaturas más altas que en la costa, se producen básicamente vinos tintos con mencía, syrah y tempranillo. En la zona costera, con suelos arcillosos ricos en materia orgánica y el clima típicamente atlántico, se producen unos blancos con riesling, albariño, godello y la autóctona hondarribi, muy sabrosos y con aromas potentes y muy afrutados.

Esta región y sus pequeñas bodegas están premiando la calidad y los pequeños detalles a la hora de elaborar sus caldos, cada vez más conocidos, en parte también por el auge turístico de esta región.

Vino Micaela
Vinos de La tierra Costa de Cantabria
13 €
Casona Micaela es la bodega más moderna de Cantabria. Situada en el valle de Villaverde, esta finca de 8 hectáreas a 12 km del mar y a unos 350 metros de altura elabora desde 2008 unos vinos blancos típicamente costeros y con una producción de 70% de albariño y 30% de riesling. Su elevado grado de humedad hace que tengan que luchar continuamente con la Botrytis. El resultado son unos vinos potentes y con mucha personalidad. Apostaron por variedades gallegas y alemanas y dieron en el clavo.

Este vino de gran personalidad nos hace pensar en los albariños gallegos de calidad. Fermentado en sus lías en acero inoxidable, evoca fruta madura tropical, flores y una acidez controlada. En boca es redondo y largo, con aromas a limón, mango y mandarina. Perfecto para un buen rodaballo al horno o un arroz de bogavante.