Hoy en día, Farmacia es una de las carreras con más variedad de oportunidades laborales que hay, y también una de las que tiene mayor tasa de empleabilidad al acabar los estudios. Dentro de estas posibilidades, una de las salidas menos conocidas es la de farmacéutico titular del Estado.
Para acceder a estos puestos dentro de la Administración pública, se lleva a cabo un proceso selectivo que consta de cuatro fases, de las cuales las dos últimas tienen además lectura frente a un tribunal.
El tiempo necesario para preparar estas oposiciones es muy variable según la situación personal, pero puede ser posible aprobarlas con un año de preparación.
Las funciones de los farmacéuticos titulares del Estado son muy diversas, dependiendo del destino elegido: desde la evaluación técnica de medicamentos y otros productos hasta las tareas de inspección, control de drogas, etc.
En mi opinión, muchas de las personas que se deciden por esta oposición lo hacen por optar a una plaza fija con un horario continuo que puede facilitar la conciliación personal y laboral.
Además, a pesar de no tener un contacto tan estrecho con el paciente como el que se puede dar en la oficina de farmacia, este trabajo se lleva a cabo desde un punto de vista muy diferente a lo que generalmente entendemos como un profesional sanitario, ya que se toman decisiones que afectan a la salud pública.