Siempre hablamos de la comunicación en el mostrador, pero echo de menos más gente hablando de cómo unificar ese mensaje, de cómo conseguir que el equipo vaya a una.
Es una labor compleja, y más en farmacias de horario ampliado o con bastantes trabajadores, ya que, si desconocen nuestros criterios, lo que para nosotros es importante les puedes resultar complicado de transmitir en el mostrador. Tengo 20 años de experiencia, pero si me dejan sola en una farmacia diferente, aunque tenga herramientas suficientes para desenvolverme, no sabré ni conoceré sus códigos internos a no ser que me los comuniquen previamente. Para eso nosotros tenemos un documento cuando entra alguien nuevo, donde personalmente les explico desde su código de trabajador hasta donde está el repuesto del papel del datáfono.
De poco sirve que dos personas tengan un buen bagaje si al resto, esos conocimientos no les llegan
Es importante compartir la información; de poco sirve que dos personas tengan un buen bagaje si al resto esos conocimientos no les llegan, ya sea por falta de experiencia o de inquietud. Los viernes, en la farmacia, nosotros hacemos una cosa que llamamos «lo que he aprendido esta semana, LQHAES». Durante 15 minutos hablamos sobre cosas que han surgido en la semana. Los temas tratados van desde consejos para el paciente a recordatorios de protocolos internos, revisión de estudios o nueva información sobre dispensación de determinados medicamentos, e incluso recomendación de productos de temporada.
Para elaborar la lista, durante la semana apunto las cosas que me llaman la atención o me chirrían en el mostrador.
Con esto conseguimos unificar el mensaje y que, cuando un paciente entre en la farmacia, da igual quién lo atienda porque la información importante va a ser la misma.