Urge implantar sistemas de prevención de errores de medicación en las UCI de España

Menos de la mitad de las UCI cuentan con protocolos y documentos de consulta para prevenir errores de medicación

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Las cuatro sociedades científicas responsables del Informe Prevemed para la Prevención de errores de medicación en las Unidades de Cuidados Intensivos (SEMICYUC, SEFH, SECIP y SENeo) han dado a conocer las primeras conclusiones de la Encuesta nacional sobre la implantación de sistemas para la prevención de errores de medicación en las UCI de adultos, pediátricas y neonatales de España, un estudio en el que han participado 112 hospitales de todo el país y que recogió datos durante los meses de septiembre y octubre de 2021.

Según este estudio, la situación permite “un amplio margen de mejora”. El 78,2% de las UCI no dispone de sistema electrónico para garantizar la seguridad en el proceso, siendo la práctica habitual para validar la medicación de alto riesgo antes de la administración el chequeo por una sola enfermera (61,9%) o dos (28,6%). Además, solo la mitad de los hospitales participantes cuenta con bombas inteligentes con sistemas de reducción de errores de dosis de medicación; y en el 86,5% no se monitorizan las administraciones de perfusiones parenterales desde un punto central.

Disponer de un sistema de acreditación y/o certificación ofrece la garantía de que sistemas y procesos son robustos. Sin embargo, como muestran los resultados de la encuesta, muchas UCI no están acreditadas (57,6%). Del mismo modo, los expertos ven necesaria la puesta en marcha de sistemas de trazabilidad de medicación, que deberían considerarse como un requisito fundamental en todas las UCI de España. Según la encuesta, solo el 44,4% de los centros participantes contaban con un protocolo o documento de consulta para la prevención de errores de medicación.

Las sociedades participantes han listado las recomendaciones que permitirían revertir esta situación, con el objetivo prevenir errores de medicación. Así, hay una apuesta clara por incorporar a los farmacéuticos en los equipos multidisciplinares de las UCI, además de crear planes de actuación ante eventos adversos que aseguren una respuesta coordinada y cubra las necesidades de pacientes y familiares, así como dar soporte a los profesionales implicados.

Estandarizar informáticamente la prescripción, la validación farmacéutica antes de la dispensación, la preparación centralizada de medicamentos o que la dispensación esté lista con antelación para evitar prepararla en las UCI son algunas de las recomendaciones consensuadas. Según la doctora María Cruz Martín, coordinadora del Informe Prevemed por parte de la SEMICYUC, “la participación de las cuatro Sociedades Científicas aporta valor al proyecto por la visión interdisciplinar de un problema muy importante que afecta a nuestras UCI. Las recomendaciones consensuadas pueden ayudar a mejorar el uso seguro del medicamento en nuestro país”.

En la misma línea, la doctora Cristina Martínez (SEFH) explica que “conocemos muchos de los riesgos existentes en el empleo de medicación en las UCI y cómo se pueden prevenir. Para poder minimizarlos, es fundamental crear una cultura de seguridad dentro y fuera de las organizaciones sanitarias y, también, contar con el apoyo de las administraciones”.

Los errores de medicación son el evento adverso hospitalario más común, con consecuencias sanitarias y económicas importantes para los pacientes y para los sistemas de salud. En Europa, según la Agencia Europea del Medicamento (EMA), la tasa de errores de medicación en el ámbito hospitalario varía entre el 0,3% y el 9,1% en la prescripción y entre el 1,6% y el 2,1% en la fase de dispensación. La omisión o el retraso en la medicación, la administración al paciente equivocado, las alergias y efectos adversos conocidos a medicamentos o el mal cálculo de la dosis son algunos de los más graves detectados.

La doctora Ester Sanz (SENeo), considera que “la encuesta ha puesto de relieve la importancia de fomentar la cultura de seguridad en las UCI, mejorar la sensibilización y la formación de los profesionales en el uso seguro de medicamentos, implementar el uso de tecnologías que mejoren la detectabilidad y prevención de errores, y favorecer la educación y participación de familiares y pacientes en la seguridad del paciente”.

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