María Pilar Vaquero, investigadora científica del CSIC y autora del estudio, fue la encargada de presentar el estudio, con el que se pretendía medir los biomarcadores de la salud cardiometabólica, a través del consumo del agua Vichy Catalán y un agua de control.
Según explicó, las personas seleccionadas fueron sometidas a un tratamiento de bebida de 1 litro de agua durante 8 semanas, 8 de descanso y vuelta a 8 semanas de tratamiento de bebida de 1 litro de agua. Las conclusiones más importantes son que se confirma la reducción del colesterol-LDL, gracias al aporte de los 2 g por litro de bicarbonato, y que tiene un efecto alcalinizante sistémico que compensa los efectos de las dietas ácidas. Lo que viene a demostrar el estudio es que se puede proponer el consumo de Vichy Catalán en la dieta para la prevención de enfermedades como la diabetes, la osteoporosis o el síndrome metabólico, que habitualmente están asociadas a las dietas ácidas. Además, esta propiedad del agua tiene un efecto directo en el aparato digestivo, ya que reduce de la acidez del estómago durante la digestión.
María Pilar Vaquero recalcó que «los efectos de esta agua se hacen patentes a los pocos minutos de su consumo, al activar de forma inminente las moléculas presentes en el proceso digestivo». Además, «su consumo habitual favorece que esta mejora se mantenga durante las cuatro y ocho semanas posteriores, aconsejando así su ingesta frecuente unida a un ritmo de vida y alimentación saludables».
Asimismo, el estudio demuestra que la ingesta habitual de agua mineral natural carbónica de Vichy Catalán contribuye a la mejora del metabolismo de los lípidos y la reducción de los niveles de glucosa, además de agilizar el proceso de filtrado de los riñones por su alto contenido en sodio.
Por otra parte, el equipo de investigación del CSIC ha corroborado los beneficios del agua Vichy Catalán en la reducción del riesgo cardiovascular en adultos sanos. En este sentido, el ensayo clínico demuestra que este agua no eleva la presión arterial, desmintiendo así la falsa creencia de que las aguas carbonatadas no resultan recomendables para las personas con hipertensión.