En total, Farmamundi ha suministrado más de 14 toneladas entre mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico y otros elementos de protección para sanitarios. También se ha dotado de material sanitario a entidades de distribución españolas que brindan servicio a farmacias y hospitales.
«Desde el inicio de la crisis, que mantiene en jaque a los sistemas sanitarios de muchos países del mundo, estamos suministrando mascarillas quirúrgicas y FFP2, guantes de nitrilo y gel hidroalcohólico, como complemento al imprescindible lavado de manos con agua y jabón. También, y más específico para profesionales sanitarios, se están distribuyendo buzos con capucha, batas impermeables, gafas panorámicas o termómetros sin contacto», explica el director general de Farmamundi, Joan Peris, desde su casa en Valencia, donde permanece confinado y teletrabajando, al igual que el resto del equipo a nivel internacional. «Sólo mantenemos un equipo de emergencia en nuestro almacén de Paterna, que se turna para no coincidir y que se encarga de dar salida a todos los suministros y peticiones que nos llegan», prosigue Peris.
De entre todos los suministros realizados, destacan las dotaciones a los equipos de Cruz Roja y Cáritas. «El material proporcionado por Farmamundi está siendo enviado a todo el territorio español, a cada una de las asambleas locales en las 52 provincias del país, para asegurar la protección de nuestro personal y de las más de 11.200 personas voluntarias que colaboran en el Plan Cruz Roja RESPONDE, con el que llegaremos a más de 1.350.000 personas vulnerables ante la pandemia», afirma el subdirector de la Unidad de Servicios Generales de Cruz Roja Española, Jaime Bará.
También Cáritas Española ha repartido los equipos de protección entre sus agentes de todo el país. Concretamente, se suministraron 268 kg entre mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico y termómetros de infrarrojos a distancia sin contacto, de los que ya disponen sus sedes en Andalucía, Madrid, Cataluña, País Vasco y Castilla y León.
Cáritas está trabajando para mantener y reforzar sus programas, con el objetivo de garantizar el acompañamiento a las personas más vulnerables ante los impactos sanitarios, sociales y económicos de esta crisis con garantías de seguridad y protección para estas personas, los trabajadores y el voluntariado. «Estamos priorizando las intervenciones en favor de los colectivos en mayor situación de vulnerabilidad frente a la COVID-19, también personas mayores y sin hogar», cuenta Alberto Puyo, director de Gestión y Administración de Cáritas.
Calidad y transparencia
Desde el inicio de la crisis, el Área Logística Humanitaria de Farmamundi ha estado en contacto permanente con las autoridades sanitarias españolas y valencianas, informando en todo momento de las existencias de material sanitario y medicamentos en su almacén y ofreciendo su colaboración en todo lo necesario. «Una parte importante de nuestro trabajo es asesorar y seleccionar productos adecuados, de calidad y cumpliendo con las recomendaciones oficiales en este momento excepcional en el que está siendo muy difícil adquirir suministros esenciales y donde también se están ofreciendo productos subestándar o no homologados», apunta el director técnico farmacéutico y responsable de calidad de Farmamundi, Luis Montero.
A nivel global, el rápido avance del brote del nuevo coronavirus está poniendo a prueba los sistemas de salud de los países afectados. Desde el inicio de la crisis, Farmamundi ha implantado un protocolo de recomendaciones para la contención de la COVID-19 en los países donde trabaja, con el objetivo de mantener los más de 80 proyectos humanitarios que lleva a cabo en Latinoamérica y África, y prestar mayor apoyo a los sistemas de salud y población de riesgo, especialmente vulnerables en las comunidades empobrecidas. «Nuestra prioridad es que las actuaciones no se vean comprometidas y seguir prestando ayuda a las comunidades más vulnerables, que serán sobre las que esta pandemia golpee con especial crudeza, por no hablar de las consecuencias económicas que vendrán después», continúa Joan Peris.
También se ha implantado el teletrabajo en las sedes que Farmamundi tiene en Nicaragua, Guatemala, Perú, Ecuador o El Salvador, así como medidas excepcionales para mantener los proyectos en marcha. «Nuestro equipo ha estado coordinado y en constante comunicación desde el inicio de la declaración del Estado de Calamidad Pública por parte del Gobierno», comenta desde Farmamundi Guatemala su responsable, Giovanni Salazar. «Debemos mantener en la medida de lo posible la marcha de los proyectos y, sobre todo, que no se vea comprometido el acompañamiento a las comunidades más vulnerables.» No obstante, hay actividades que se han visto obligadas a anularse, como en el caso de El Salvador. «Las que implican formación, foros, festivales e interlocución con las autoridades han sido canceladas, lo que nos ha hecho trabajar en su reorientación», afirma desde la sede de la ONG en el país Lidia Jiménez.
En Ecuador, «esperamos que se logre controlar, ya que de darse algún caso en los pueblos indígenas sería fatal, pues no se cuenta con centros de salud equipados, y menos con medios de prevención para hacer frente a este virus», explica desde Quito Jorge Irazola, el responsable de Farmamundi en el país, donde también está restringida la movilidad de las personas.
Por su parte, en Perú, las ONG locales con las que Farmamundi trabaja, como Flora Tristán, ponen la alarma sobre las consecuencias que tiene la situación de encierro domiciliario en mujeres que sufren violencia de género. Además, evidencian un problema grave de higiene frente al virus: «En muchas zonas del país, como las comunidades de Huancavelica, Huancayo y Satipo, en la que trabajamos, el agua es un recurso limitado, por lo que las recomendaciones de higiene que se suelen plantear como parte de la prevención frente al coronavirus no se adaptan a la realidad cotidiana de esta población», cuenta Irazola, coordinador también de las actuaciones en Perú.
Después de más de un año combatiendo el brote de ébola, con el alta de la última paciente a principios de marzo, la República Democrática del Congo se enfrenta ahora a una nueva epidemia. «Si bien estos países tienen experiencia en el control de enfermedades infecciosas y algunos todavía mantienen instalaciones de aislamiento, hay que reconocer que el ébola es diferente al coronavirus, ya que sólo era infeccioso cuando aparecían los síntomas. Este nuevo coronavirus es más silencioso y nuestro mayor temor es que se haya extendido con mayor virulencia de la que conocemos actualmente», comenta la responsable de Acción Humanitaria en Farmamundi Tania Montesinos.
En Yemen, tras cinco años de guerra y sumido en una crisis humanitaria sin precedentes, la ONG ha iniciado un proyecto de respuesta frente a la COVID-19 que contempla el aprovisionamiento de Equipos de Protección Individual y respiradores para el correcto aislamiento, esterilización y tratamiento de pacientes y personal sanitario del Hospital Al-Houban, en la ciudad de Al-Hawk. «Alrededor de 17 millones de personas, más de la mitad de la población, no tienen acceso a agua limpia. La situación es devastadora para el 80% de los cerca de 30 millones de habitantes del país, que necesitan ayuda humanitaria básica de urgencia, según Naciones Unidas», reconoce Montesinos.
Especial preocupación por la población refugiada
Farmamundi lleva años prestando asistencia sanitaria y alimentaria en campos de desplazados y refugiados tanto en Palestina como en Siria. Mientras Gaza se encuentra bloqueada desde 2007 por Israel, lo que limita ahora sus recursos para hacer frente a la pandemia, en los campamentos cercanos a Damasco las precarias infraestructuras sanitarias, la falta de acceso a medios para la higiene y el desabastecimiento de medicamentos o alimentos –fruto de nueve años de conflicto– hacen especialmente vulnerables estos núcleos. Irak, otro de los países donde la ONG está trabajando para dar asistencia a las personas desplazadas, está viendo comprometidos los proyectos, ya que el gobierno regional ha anunciado un bloqueo en todas las provincias (Erbil, Sulaymaniyah y Duhok), con el fin de frenar la propagación del coronavirus en la región del Kurdistán.
Farmamundi también sigue trabajando y adaptando todos sus proyectos para hacer frente a la nueva situación generada por la COVID-19 en países como Haití, Kenia, Uganda o Malí. «Todo este trabajo no sería posible sin el apoyo económico de todas las personas socias, la comunidad farmacéutica y las empresas que forman parte de nuestro Fondo de Emergencias. A todos vosotros, gracias por contribuir para garantizar el derecho a la salud y apoyarnos en esta situación de extrema necesidad», concluye Joan Peris.
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